Hace ocho años que Sidi Diarra dejó atrás Mauritana en busca de un futuro mejor en España. Un largo camino que le ha llevado hasta Olot (Girona), donde vive en un piso ocupado ante la dificultad para acceder a un alquiler pese a que trabajo no le falta como limpiador en una empresa cárnica.
"No tenemos casa, tenemos que vivir en casas ocupadas. No hay otra manera. Para encontrar una casa aquí, es muy difícil. Cuando buscas, si saben que eres extranjero, no te suelen responder", lamenta Sidi, uno de los tantos migrantes en Olot que no encuentra la manera de alquilar un piso.
Ante la imposibilidad de acceder a una vivienda, Sidi decidió entrar a un piso ocupado, en el que convive junto a ocho personas más. "Casi todos estamos trabajando, pero no encontramos casa normal. No tenemos luz ni nada porque es ocupada", añade el hombre de 34 años, que lleva 18 meses en el municipio catalán.
La empresa en la que trabaja tiene un acuerdo con inmobiliarias para ayudar a los trabajadores que lo piden a encontrar piso. Sin embargo, Sidi no ha logrado alquilar un piso pese a tener su trabajo: "No van a mirar mi vida laboral, movimientos de mi cuenta, eso no es importante para ellos. Lo importante para ellos es el color", denuncia.
"Nadie quiere vivir en un sitio malo, donde estoy no me gusta. Estoy trabajando y cada mes tengo mi nómina. Encontrar una casa no es fácil. Puedo pagar, pero no encuentro nada", expresa el joven migrante, quien admite que en la empresa donde trabaja hay más gente sufriendo la misma problemática.
"Estamos aquí para trabajar, ganarnos la vida. Trabajar y no tener vivienda es una cosa que no puedo entender. Puedo pagar lo que me dicen. Nunca fumar, ni gota de alcohol", concluye Sidi, a la espera de poder dejar el piso ocupado y lograr un alquiler para asentarse en Olot.
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