Kristen, la joven de 19 años asesinada a la salida de la discoteca Capitolio de Cornellà de Llobregat (Barcelona) la madrugada del 28 de junio de 2020 no pudo sobrevivir porque tenía "un pulmón perforado y el corazón dañado" a causa de una de las puñaladas recibidas.
Lo ha explicado el doctor Rueda, que realizó la autopsia, y que ha añadido que la joven sufrió lesiones contusas, como hematomas y erosiones, y tres heridas causadas con un arma blanca: una en la oreja y dos inciso-penetrantes en el costado y en la cadera.
La primera, ha precisado ante el jurado popular que juzga a las dos acusadas de este crimen en la Audiencia de Barcelona, le "atravesaba todo el pulmón izquierdo por el lóbulo inferior y desgarraba el pericardio", la bolsa que recubre el corazón, y llegaba a hacer una incisión en este órgano, aunque en su parte más superficial y no dentro de la cavidad; la segunda, llegaba hasta la columna vertebral, aunque sin llegar a lesionarla.
Del estudio de las lesiones, los forenses han concluido que el ataque se produjo con un arma blanca monocortante, es decir, de un sólo filo, y de "aproximadamente 12 centímetros de largo y 2,5 de ancho", aunque sin descartar que pudiese ser de una longitud mayor.
Según el forense, la víctima también presentaba "cuatro o cinco" hematomas digitiformes en uno de los antebrazos que, según ha explicado, se producen al agarrar con fuerza y, a preguntas de la fiscal, ha dicho que no observaron ninguna lesión que se pueda considerar defensiva.
Sin embargo, la defensa de la principal acusada, que ejerce el abogado Carles Echevarri Paniagua, ha subrayado que la víctima podría haber frenado un golpe con el dorso de la mano, donde presentaba un hematoma, a lo que el forense finalmente ha dicho que no puede descartarse, como tampoco que se produjese en la caída.
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