El marido de la principal acusada de acabar con la vida de Kristen, de 19 años, a las puertas de la discoteca Capitolio de Cornellà de Llobregat (Barcelona), ha declarado este jueves en el juicio que, tras atacar a la joven con una navaja, su esposa se puso "histérica" y que cuando supieron que la chica había muerto se fueron a Francia.
Así lo ha explicado ante el jurado popular, al que ha explicado que la noche de los hechos acudió junto a su esposa a un bar de copas de Castelldefels (Barcelona), donde su mujer se tomó "dos o tres copas de whisky" y que, después, en el reservado de la citada discoteca, junto a otro matrimonio, se tomaron dos botellas casi completas de 'Johnny negro' y que su mujer, además, consumió tres o cuatro rayas de cocaína, en total, un gramo.
Al salir del local, sobre las 6 de la mañana, los cuatro se apoyaron en el coche para comerse un bocadillo, cuando un chico, según su testimonio, se dirigió a su mujer para decirle "qué buena estás", lo que dio origen una pelea entre ambos a la que se unieron más personas que portaban botellas, por lo que él le pidió a su esposa que le diera una navaja que un amigo le había traído de Albacete y que guardaba en el coche.
"Llegué a discutir con ella porque no me quería dar la navaja", ha expresado, antes de asegurar que ella se la guardó en bolsillo trasero del pantalón para evitar que su marido la usara y que, ante su negativa, él cogió un espray pimienta con el que roció al chico, momento en el que Kristen le propinó una patada que lo tiró al suelo.
Aunque el testigo ha explicado que no vio la agresión de su mujer hacia Kristen, ha explicado que ya en el coche su esposa le dijo que creía que le había hecho daño a una chica, pero que nunca le dijo que quería matarla, y que, de camino a casa, llegando a Viladecans (Barcelona), "iba muy nerviosa, llorando, histérica, de los nervios, y en un momento dado tiró la navaja por la ventana".
Al día siguiente, tras enterarse de que Kristen había fallecido, el testigo ha explicado que empezaron a recibir amenazas a través de las redes sociales y que pensaron que lo mejor era irse y esperar a que todo se calmara, alegando que tenían miedo y que tienen cuatro hijos.
"Nos fuimos a Francia, estuvimos unos días allí y después estuvimos en un piso en Sant Boi", ha explicado, antes de añadir que sabían que la policía iba detrás de ellos, que su mujer quería entregarse pero que no sabían cómo hacerlo y que finalmente decidieron presentarse tras la detención de la presunta cómplice, mujer de su primo, para, en sus palabras, no perjudicar a nadie más.
El marido de la segunda acusada, la presunta cómplice, ha corroborado esta versión y ha añadido que su mujer, la presunta cómplice, sólo coincidió con Kristen "uno o dos segundos" y que se fue corriendo del lugar en el que, según él, la principal acusada y la víctima se agredían mutuamente, propinándose patadas y puñetazos, pero que no vio sangre ni el arma del crimen.
Tras estos hechos, cuando llegaron a Viladecans, la principal acusada confesó que "había pinchado en el culo a una chica", pero el testigo ha dicho que no le dieron veracidad porque estaba borracha, hasta que al día siguiente supieron que la joven había muerto.
Mientras que la otra pareja huyó a Francia, él se fue a Sitges y su mujer, la presunta cómplice, a Figueres (Girona), desde donde, siempre según su versión, habló con abogados para consultar cómo entregarse, aunque a preguntas de la fiscalía ha reconocido que en el momento en el que los Mossos la detuvieron intentó escapar.
El tercero de los testigos protegidos, que ha declarado por videoconferencia desde Francia, ha dicho que después de que Kristen le diese la patada al marido de la principal acusada salió corriendo y que lo siguiente que recuerda es que la víctima estaba "enganchada con dos mujeres" que la estaban cogiendo cogiendo del pelo y que después cayó al suelo.
Esta escena fue la misma que vio una vecina que, harta de las molestias generadas por la discoteca, cogió el móvil y se puso a grabar lo que sucedía en la calle y que ha dicho que las presuntas responsables del crimen se fueron "huyendo" del lugar y que no supo que habían matado a una chica hasta que una joven pasó frente a la víctima y gritó '¡La han matado, la han matado!'.
El chico que se peleó con el marido de la principal acusada, que se ha limitado a explicar la pelea, ha pedido declarar sin confrontación visual con las acusadas, una medida que el presidente del tribunal ha autorizado teniendo en cuenta que hay tres testigos protegidos en esta causa que han alegado sentirse intimidados por las procesadas y su entorno.
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