A raíz de la pandemia del COVID-19, el turismo de autocaravanas ha ido en aumento, hasta tal punto que un pueblo costero, como Cadaqués, en la Costa Brava, se ha visto saturado. Según explican los ecologistas, los residentes están preocupados porque estas caravanas aparcan por todo el municipio incumpliendo la normativa municipal.
El Ayuntamiento, además, establece que los únicos espacios autorizados para aparcar autocaravanas son el aparcamiento Saba y el espacio delante del mar en Portlligat, que cobra una tarifa de 50 euros por noche.
En la entrada del pueblo, un gran cartel indica que está prohibido acampar, tanto las caravanas como en las autocaravanas, en todas las termas municipales.
Según explica a Informativos Telecinco el vicepresidente de la asociación "Amics de la Natura", David Tibau, las autocaravanas "colapsan aparcamientos y destrozan espacios naturales y fincas privadas donde acaban yendo a hacer sus necesidades". "Entendemos que venga este tipo de turismo, lo que reclamamos es que haya zonas reguladas y que se cumpla la normativa para que esto no ocurra", añade Tibau.
Los vecinos y vecinas de la localidad han notado que las autocaravanas están ocupando las calles del pueblo: "Hay demasiadas autocaravanas. El pueblo es pequeño y no puede dar cabida y servicio a todas esas personas", explica una vecina. Hay quienes sí aparcan debidamente en las zonas que están permitidas, pero reconocen que "algunos aparcan mal y deberían dárseles servicios y zonas específicas para ellos y evitar problemas", aseguraban dos autocaravanistas.
Algunos conductores incluso estacionan en otros lugares de la zona, como por ejemplo en olivares o en descampados, cuando el parking habilitado está lleno o para evitar este gasto, lo que contribuye al desorden en varias zonas del municipio, donde aparcar durante el verano es casi una misión imposible.
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