Reconstruyen el rostro de una neandertal que vivió hace 75.000 años: "Fue como un rompecabezas 3D"

Científicos de la Universidad de Cambridge (Estados Unidos), entre los que se encuentra una investigadora del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA), han reconstruido el cráneo de un mujer neandertal que vivió hace 75.000 años.

La Dra. Lucía López-Polí es la responsable de los trabajos de conservación y reconstrucción de los restos, para los que han necesitado más de un año de trabajo minucioso para recomponer más de 200 fragmentos craneales, hallados en la cueva iraquí de Shanidar.

Este proceso ha sido inmortalizado en el documental de Netflix Secretos de los neandertales. Un trabajo de reconstrucción que ha permitido ver cómo era la cara de una mujer neandertal que vivió hace 75.000 años, en el territorio que actualmente ocupa el Kurdistán iraquí.

Shanidar Z, una mujer de edad avanzada

Los neandertales se extinguieron hace unos 40.000 años, pero durante miles de años convivieron con los Homo sapiens, y se sabe que ambas especies hibridaron. De hecho, las actuales poblaciones tienen una parte de ADN neandertal.

La mujer ha sido bautizada como Shanidar Z y su aspecto puede resultar familiar, aunque la Dra. Emma Pomeroy, paleoantropóloga del Departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge, afirma que "los cráneos de los neandertales y humanos tienen un aspecto muy diferente".

Entre estas diferencias, destacan los enormes arcos superciliares que tienen los neandertales y la ausencia de mentón, con una parte media de la cara saliente que da como resultado una nariz mucho más prominente.

Un nuevo análisis sugiere que Shanidar Z "era una anciana para su época, quizá de unos 40 años", según los investigadores, que debía ser una edad significativa en la prehistoria. Al no disponer de los huesos pélvicos, el equipo se basó en la secuenciación de las proteínas del esmalte dental para determinar su sexo.

Los dientes también se utilizaron para medir su edad a través de los niveles de desgaste. Algunas piezas frontales se habían desgastado hasta la raíz. Los científicos estiman que medía 1,5 metros, lo que apoya la hipótesis de que era una hembra.

La extracción de los restos

La extracción de los restos de esta mujer neandertal en la cueva Shanidar fue un proceso complejo y delicado. El cráneo estaba completamente aplastado y recubierto de rocas, probablemente debido a un desprendimiento poco después de su muerte, ya que habría pasado después de la descomposición del cerebro, pero antes de que el cráneo se llenara de sedimentos.

La acumulación de sedimentos durante decenas de miles de años compactó aún más el cráneo, que cuando fue hallado se había allanado tanto que sólo medía unos dos centímetros de espesor. Antes de su extracción, el equipo de arqueólogos y arqueólogas, dejaron expuestos los restos, los consolidaron con productos especiales para, posteriormente, extraerlos con docenas de pequeños bloques.

Posteriormente, y ya en el laboratorio de Cambridge, pasaron por el escáner cada uno de los bloques para poder extraer los huesos de su interior de forma guiada. "Fue como un rompecabezas 3D de alto riesgo. Un solo blog necesitaba unos 15 días para ser procesado", ha explicado Emma Pomeroy.

Por último, el cráneo reconstruido fue escaneado e impreso en 3D. Ésta fue la base para que los paleoartistas Adrie y Alfonso Kennis, añadieran capas de músculo y piel artificial para resucitar a esta mujer neandertal.

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