Nelson Mandela, Madonna, Bill Clinton, Olivia Newton-John o Cindy Crawford son algunos de los famosos que han pasado por el monovolumen de Romà Llort, un chófer catalán que transporta a estrellas mundiales, congresistas y personas con alto nivel adquisitivo por las calles de Barcelona.
Romà dio un vuelco a su vida hace 25 años al dejar su trabajo en la industria química para adquirir una licencia de Vehículos de Transporte con Conductor (VTC) y un Mercedes clase V. "Me inicié como chófer sin tener ninguna vinculación previa. Me consolidé y decidí anular la excedencia para continuar como autónomo".
Desde entonces, la lista de celebridades que han estado sentadas en el asiento trasero de su vehículo ha ido en aumento. Un servicio en el que más allá de la reputación o nivel adquisitivo del cliente, su discreción es intachable.
"Es importante en nuestro trabajo. Muchas veces hemos tenido que firmar contratos de confidencialidad durante el periodo del servicio. Nunca revelamos lo que hacemos durante el itinerario o los lugares que visitamos durante el horario de trabajo", explica Romà a Informativos Telecinco.
La prudencia en este tipo de servicio es esencial para comunicarse con los usuarios. "Si sé que es una persona de negocios que viene con un tiempo limitado, no interactúo. Muchas veces están trabajando con el ordenador, el móvil o con sus pensamientos. Sé perfectamente que no los puedo interrumpir porque sería una falta de profesionalidad".
Una interacción que cambia dependiendo del motivo del viaje del cliente. Fue el caso de la cantante Olivia Newton-John, cuando vino a Barcelona en un crucero para celebrar el 60 aniversario de Cliff Richard. "Quisieron ir a pasar la mañana a jugar a tenis, me tocó llevarles sin saber quienes eran".
La sorpresa fue mayúscula a los pocos kilómetros. "El descubrimiento llegó cuando ellos estaban hablando de música y Olivia Newton-John empezó a tararear. La reconocí por su voz característica". A partir de ese momento, hubo una buena sintonía entre el conductor y la actriz británico-australiana.
"Ella fue desconectando de la conversación que tenía con sus compañeros y empezó a preguntarme cómo me llamaba, si era de Barcelona, y sobre todo empezó a interesarse sobre la arquitectura e historia de Barcelona. Fue tan buen rato en la ida y en vuelta que al día siguiente también les iba a llevar, pero al final no se llevó a cabo", recuerda Romà.
Otro de los recuerdos que marcaron al chófer catalán fue la estancia del rey de Arabia Saudí, Mohammed Bin Salmán, en la capital catalana durante más de un mes. "Un servicio puede ser entre dos y cuatro días. El más largo que he hecho fue cuando vinieron en verano príncipes árabes a hoteles de su propiedad y pasaron 35 días en Barcelona. Había 35 coches de los nuestros contratados".
Todo tipo de experiencias subido a su monovolumen, por el que también han pasado a Cindy Crawford, "Cocodrilo Dundee", Carlos Sainz, Isabel Preysler, Kevin Costner o Gloria Estefan, entre otros. Uno de sus últimos servicios ha sido para el grupo de música Maneskin.
"La lista es bastante amplia. El trabajo es el trabajo. Puede ser más divertido o no, pero cuanto más famosos, más problemas a nivel laboral", admite Romà sobre unos servicios que pueden ser un auténtico desafío dependiendo de la magnitud de la persona en cuestión.
"Sufrimos con los conciertos de música con muchos seguidores. Generan más problemas y tienes que estar más pendiente del trabajo y menos de quién llevas. Los fans se pueden tirar al coche y luego tienes que ir al mecánico para las rayadas que generan", admite.
Todo tipo de personalidades, que no siempre están en la primera línea del foco mediático. "Tienen un valor económico superior. Aquí la discreción es máxima, es un trabajo muy variado, intentamos darle un valor añadido con vehículos Mercedes de unos 90.000 euros".
Sin embargo, la lucha de Romà y el resto de chóferes de VTC en Cataluña es distinguir su modelo de negocio respecto a los servicios de Uber, Cabify o Bolt, que están considerados en la misma categoría que ellos. "Nuestra lucha es que la gente pueda diferenciar los modelos de negocio. Somos muy diferentes al taxi", afirma el portavoz de la asociación VTC-Gran Turismo Cataluña, con 500 asociados
"En Cataluña han querido regular desde un inicio a Uber, Cabify, Bolt y otras con una normativa muy estricta que aplican a las VTC. Esto afecta a ellos, pero también a los pobres desgraciados que llevamos 20 o 70 años haciendo el trabajo que hemos hecho siempre. Este es el gran conflicto. Estamos en medio de una guerra que es de taxi con las plataformas", sentencia Romà.
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