Llenar las piscinas se ha convertido en toda una odisea para particulares, comunidades de vecinos, campings y hoteles en Cataluña, donde la emergencia por sequía prohíbe hacerlo con agua potable. Una restricción fatídica para el sector turístico, que ha abierto nuevas vías para lograr bañarse con el buen tiempo.
Es el caso del agua de mar, que ha llevado a una empresa de Girona a triplicar su lista de espera en los últimos tres días. "Es un bien bastante abundante, que nos permite aliviar un poco toda esa presión sobre los recursos hídricos. Una solución porque el agua corriente está restringida", explica Judit Puig, cofundadora de AquaMarina en l'Empordà.
La empresa catalana empezó hace diez años a envasar agua de mar para consumo alimentario, farmacéutico y deportivo. Sin embargo, la sequía les permitió el año anterior abrir un nuevo horizonte. "Recibimos demandas para llenar piscinas con agua de mar. Incluso antes de ofrecer nosotros este servicio. Decidimos intentar dar solución al problema y reinventarnos".
De este modo, AquaMarina capta el agua del mar con un camión cisterna en el litoral del Alt Empordà y con un surtido de mangueras y mallas con filtración las traslada directamente a las piscinas. Un negocio que desde que la Generalitat decretó la emergencia por sequía se ha revalorizado.
"La lista de espera se ha triplicado", reconoce Judit Puig, quien ha recibido 60 llamadas en los últimos tres días de clientes interesados. Principalmente aquellos que no pueden llenar sus piscinas con agua potable, como particulares, campings, hoteles y comunidades de vecinos.
"No hay ninguna impureza en el agua de mar que trasladamos a las piscinas. No hay algas, arena o peces flotando", admite Úrsula Ribera, directora de AquaMarina, quien advierte de que no todos los sistemas están adecuados para este tipo de agua. "Hay piscinas antiguas con motores no adaptados para agua salada".
El servicio utiliza camiones cisterna de 24,000 litros, garantizando el cumplimiento de las normativas de la Agencia Catalana del Agua (ACA), que prohíbe el llenado total o parcial de todo tipo de piscinas, excepto con agua de mar, siempre que se llenen y se vacíen sin conexión a las redes de abastecimiento ni saneamiento.
"El agua de mar tiene una salinidad superior a la de las piscinas convencionales. Por ende, la preocupación común entre los usuarios, radica en el posible deterioro de sus instalaciones", destacan desde la empresa catalana.
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