Los calçots son un auténtico manjar en Cataluña, donde este plato de temporada de invierno se convierte en un momento único para compartir en familia entre enero y abril. Una tradición que ha servido de inspiración a una pastelería de Barcelona, que ha creado un cruasán relleno de salsa romesco, con una pieza de cebolla tierna a la brasa por encima.
El artífice del cruasán de calçots es Carlos, el propietario de La Cantonada, una pastelería que tiene en su catálogo un dulce que sorprende a los clientes tanto por su aspecto como por su sabor.
"El cruasán tiene un color oscuro para simular el carbón de una calçotada. Que sea como gris, impacta, pero pega bastante", explica Carlos a Informativos Telecinco, sobre un color que contrasta con el calçot encima del dulce. "Sobre todo es muy bonito al cortarlo con el naranja de la salsa romesco. Todo el mundo que entra se sorprende".
Pero el gran asombro llega una vez el cliente degusta el creativo cruasán. "Combina muy bien el punto de dulce de la masa con el sabor del salado que al final es el protagonista del dulce", reconoce Carlos sobre un bollo que también suscita polémica por su mezcla de sabores.
"Hay mucha gente escandalizada, pero de toda la vida se ha hecho el cruasán de salchichas, jamón y queso o sobrasada", apunta el creador de un dulce que cada día seduce a más fanáticos de la cebolla tierna. "Al principio no saben si les va a gustar, pero los que disfrutan con los calçots y la salsa romesco, cuando prueban el cruasán no defrauda", añade Carlos.
Este éxito lleva rememorándolo año tras año desde hace cuatro temporadas, cuando decidió seguir innovando en su pastelería que abrió hace siete años tras dejar atrás el mundo del periodismo. "Continué con el oficio de mi padre, que siempre se ha dedicado a la panadería. Estudié pastelería y cuando cogí el negocio decidí renovarme constantemente. He llegado a hacer más de 40 sabores".
Uno de ellos es el cruasán de calçots, que para muchos clientes no puede faltar en sus celebraciones. "Me sorprendió que se lleven cruasanes para una calçotada como otro complemento más a la celebración. Me encargan mucho para fines de semana con cajas enormes. No sé si lo incluyen como aperitivo o durante la comida en vez de postre".
De momento, el dulce sigue siendo todo un éxito. Una experiencia en la que no es necesario el babero para limpiar los restos de carboncillo de la brasa, después de pelar la cebolla tierna envuelta en papel de periódico. Solo hace falta atreverse para disfrutar del sabor de un calçot con su salsa a través de un cruasán.
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