Ver más allá de los resultados es una labor que Claudi Alsina ha tratado de inculcar durante 42 años a distintas generaciones como docente de matemáticas. Una ciencia "un tanto misteriosa", que "no es ni graciosa ni seria" y que en España no pasa por su mejor momento tras obtener su peor resultado de la historia en el Informe PISA.
Para el experto y divulgador matemático, la clave es tomarla "con humor y alegría". Un concepto que profundiza en su libro 'Los matemáticos serios son los que no se ríen nunca', donde Claudi hace una aproximación lúdica a una vertiente que también tiene su lado humano.
"Se explican los logros de los matemáticos, pero no cuentan si eran buenos o perversos. Es dar un panorama de lo bueno y lo malo. Somos despistados, pero también tenemos virtudes", explica Claudi en una entrevista a Informativos Telecinco. Una obra lúdica donde repasa su amor por un oficio repleto de problemas en al ámbito educativo.
Muestra de ello, es el Informe del Programa para la Evaluación Integral de Alumnos (PISA) 2022, que revela que en Matemáticas los estudiantes españoles han obtenido 473 puntos, lo que supone su peor resultado en la historia del informe. "La tradición de resultados no es terriblemente mala, sino mediocre", reconoce el divulgador, quien pone el foco en los docentes sobre una profesión poco seductora para los matemáticos.
"A finales de 1970-80, había bastante gente estudiando Matemáticas. La mayoría nos dedicábamos a ser profesores de secundaria o universidad. Había una salida natural que era ser docente. Actualmente, con la inclusión de estudios informáticos y modelos financieros, mucha gente va a empresas", destaca el autor de numerosas obras de popularización de las matemáticas.
Una vía alejada de los pupitres, donde el mundo de la docencia pierde "mentes bien formadas", por lo que Claudi considera esencial "resolver el problema de cómo encontrar buenos profesores y cómo seducir a los jóvenes para que tengan vocación docente y se dediquen a ello".
Para el divulgador, un MIR docente sería una posible vía, siguiendo el modelo de la Medicina, una vez finalizado los estudios. El otro gran problema, según el matemático de Barcelona, es la formación permanente.
"Tenemos que comprender mejor cómo los alumnos aprenden". De hecho, enseñar Matemáticas "no se trata de exponer una teoría y resolver cuatro problemas"; sino de "motivar e interesar al alumno para que lo estudie, proponiendo problemas de la vida real y cotidiana".
"Se hacen congresos, concursos de olimpiadas, pruebas Canguro y matemáticas en la calle. Hay mucho profesorado que trabaja por la innovación. Confío muchísimo en ellos. Hacen una magnífica labor, aunque es evidente que también hay un tipo de docente que no hace lo que debería hacer", apunta Claudi Alsina sobre una enseñanza recreativa donde el ingenio es esencial.
"Se tienen que preocupar en saber cómo aprenden, cómo se les puede interesar y valorar. Los que tienen la suerte de tener profesores con ilusión por lo que hacen, el tema sale bien", añade el divulgador catalán, quien ha realizado una amplia labor de investigación matemática, de innovación educativa.
Ahora, su gran pasión es la divulgación social matemática. "No es explicar temas difíciles como un libro de texto, sino hacer una presentación amable de anécdotas, vivencias y utilidades de la vida cotidiana". Es el caso de 'Los matemáticos serios son los que no se ríen nunca'.
"El libro es una aproximación divertida y lúdica a este mundo. Presentar la cara amable que va mucho más allá de los resultados encontrados". Para ello, Claudi recoge en su obra todo tipo de anécdotas.
"En Tokio (Japón) quisieron numerar una gran parte de la ciudad asignando en cada casa el número del orden en el que se construyó. La primera tiene un uno, las segunda un dos, pero esta puede estar a 500 metros de la primera. Ordenaron las viviendas por antigüedad, no por situación. Era un auténtico lío. Esto también son matemáticas graciosas que uno se puede encontrar viajando", detalla.
Unas vivencias relacionadas con una ciencia que le atrapó desde que cursó bachillerato, aunque en la carrera descubrió nuevas vías para hacer mejor la enseñanza de matemáticas. "Esto me animó para ser profesor: mejorar lo que yo mismo había recibido. Luis Santaló siempre decía que la mejor manera de aprender matemáticas es enseñarlas porque te ves en la obligación de entender todo muy bien".
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