Investigadores de la Universidad de Barcelona y la Universidad de Princeton han utilizado una innovadora metodología para estimar cuánto valoran los ciudadanos la democracia.
Los resultados, basados en encuestas realizadas a 2.000 personas de Francia, Brasil y Estados Unidos, muestra que los ciudadanos renunciarían a tener elecciones libres a cambio de triplicar los ingresos.
Una "compensación" mucho mayor a la que piden para renunciar a otros bienes colectivos. El único bien con un precio más cercano al de la democracia es el de un sistema de salud pública, donde la renta debería doblarse para que los franceses renunciaran a ello.
La investigación concluye que la democracia no podría peligrar tanto por la desafección ciudadana como por posibles acciones de minorías antidemocráticas.
Asimismo, una quinta parte de los encuestados prefiere no tener democracia independientemente del resto de las características de la sociedad, constatando "una fuerte mayoría pro-democrática que necesitaría una compensación monetaria sustancial por renunciar a las elecciones libres".
"Estos resultados implican que, contrariamente a la creciente discusión sobre una posible crisis de la democracia, los valores democráticos liberales permanecen sustancialmente robustos en democracias de renta alta y media", explica Carles Boix, catedrático Robert Garrett de Política y Asuntos Públicos de la Universidad de Princeton y director del grupo de investigación IPErG en la Facultad de Economía y Empresa de la UB.
Según el artículo, estos resultados hacen difícil a los políticos violar normas e instituciones democráticas centrales y al mismo tiempo mantener el apoyo electoral, al menos en democracias de renta media y alta como las analizadas.
"La crisis de la democracia, si está por venir, no vendrá de lo que algunos investigadores llaman la erosión de prácticas e instituciones democráticas hechas por cargos electos, sino de minorías contrarias a la democracia con capacidad de coordinarse para imponerse sobre el resto", concluye el profesor Boix.
El estudio surge en un contexto en el que investigaciones recientes han detectado procesos de reversión de garantías y prácticas democráticas iniciados por cargos elegidos democráticamente.
Ante esta amenaza, el objetivo del nuevo trabajo era averiguar hasta qué punto es robusto el apoyo popular a las instituciones democráticas.De este modo, los investigadores han diseñado una metodología basada en cada uno de los tres países.
Entre las cuestiones planteadas, los encuestados han puntuado a distintas sociedades, que varían de manera aleatoria en características como el nivel de desarrollo económico, la desigualdad de renta, la democracia o el sistema de salud.
Con estas evaluaciones han determinado el valor de la democracia en relación con otras características, como la renta individual que tendrían los encuestados en estas sociedades hipotéticas. "El objetivo es calcular el precio de la democracia y otros rasgos económicos y sociales, y lo hacemos planteando la elección de estas características como si se tratara de un mundo real", destaca Carles Boix.
Un método que también permite estimar el valor que tiene un sistema de salud pública entre la población. La selección de los países ha permitido analizar distintos niveles de desarrollo económico e instituciones políticas en estados donde "políticos autoritarios y antiglobalizadores" han alcanzado altos niveles de popularidad, como Bolsonaro, Le Pen y Trump.
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