La Audiencia de Barcelona ha condenado a 10 años de prisión a un exmiembro de los Castellers de Barcelona por agresiones sexuales a nueve menores entre los años 2014 y 2019.
El procesado perteneció durante 20 años a la Colla de Castellers de la capital catalana. Principalmente era técnico de niños que eran miembros de la colla y, tras ganarse la confianza de las familias, invitaba a su casa a algunos de los menores tras los ensayos o antes de un espectáculo.
La mayoría eran chicas que tenían al acusado como un referente al ejercer un rol de mentor. Éste les realizaba masajes, "y así dormirían mejor y aliviaría las molestias propias de la labor de castellers" y las engatusaba con dulces, gominolas o sus comidas favoritas.
Entre 2014 y 2019, con la excusa de los masajes, procedió a tocar a las mismas en el culo o rozando el pecho y en uno de los casos cerca del genital. También les recomendaba que se quedaran en bragas y camisetas o entraba en ocasiones sin llamar en el baño donde sabía que se estaban duchando.
La Audiencia de Barcelona también le ha prohibido comunicarse, aproximarse a las víctimas, y le ha impuesto una indemnización de seis mil euros para cada una de las menores que denunciaron.
El juicio se celebró el pasado 4 de diciembre en la Audiencia de Barcelona a pesar de que defensa y Fiscalía llegaron a un acuerdo, en que el fiscal rebajó su petición de condena de 39 a 10,5 años de cárcel y 5 años de libertad vigilad.
El acusado, que había sido 'cap de colla' (líder del grupo) y fue apartado provisionalmente del grupo por esta causa, admitió todos los delitos que se le atribuyen al abusar de menores cuando era técnico de niños, y también que se masturbó delante de una de ellas.
Después de su declaración, el acusado se colocó detrás de una mampara para evitar el contacto visual con las cuatro denunciantes que intervinieron en el juicio para ratificar sus denuncias.
Las cuatro denunciantes optaron por quedarse durante el resto del juicio como público después de declarar, por lo que sí tuvieron contacto visual con el acusado cuando éste salió de detrás de la mampara para renunciar a su derecho al último turno de palabra.
También coincidieron con él al salir de la sala, porque todos usaron la puerta de público general, y las jóvenes, que estaban llorando en el banco del público un rato, salieron a la sala cuando el acusado todavía estaba en el pasillo.
La salida causó momentos de tensión al no haberse evitado el contacto entre las víctimas y el denunciante, al que las jóvenes reprocharon no haber pedido "perdón" pese a haber confesado, y también dijeron que no conocían el pacto de la defensa y la Fiscalía por el que ha conseguido una rebaja de condena de casi el 75%.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.