La Fundación Antoni Tàpies ha inaugurado este miércoles la celebración del centenario del nacimiento del artista catalán con dos nuevas exposiciones, que cuenta con 13 obras inéditas de las 48 exhibidas.
Una de las exposiciones recibe el nombre de 'Tàpies. La huella del zen' que muestra el interés del artista por la obra de algunos monjes japoneses de los siglos XVIII y XIX, transmisores de las enseñanzas del budismo zen, y que desarrollaron una actitud crítica y una voluntad de trastocar la escala de valores convencionales.
"Estos monjes budistas dejaban las obras un poco inacabadas. Tàpies también lo hace porque la intención es que sea el espectador sea un agente activo con su mirada para dotar la obra de significado. Quiere hacer despertar la conciencia, el espíritu crítico y encontrar nuevas formas de vivir", explica Nuria Oms, comisaria de la exposición.
Los monjes utilizaban el arte para transmitir las enseñanzas del budismo. Esta influencia se hace patente en obras de la década de 1970, y sobre todo a partir de la de 1980, cuando Tàpies recuperó la pincelada, que había abandonado en el proceso de las pinturas matéricas, por asociarla a la inscripción, a la escritura, a los ideogramas.
A partir de ese momento, sus pinturas se acercaron más al dibujo y se volvieron menos murales. La exposición a la Fundación reunirá una elección de obras –entre pinturas, cerámicas y dibujos, del fondo de la colección, junto con préstamos nacionales e internacionales– que mostrará cómo la aproximación de Tàpies al arte japonés dejó allí huella.
Las obras se podrán ver hasta el 23 de junio y permiten descubrir cómo integró en su lenguaje muchas de las actitudes, imágenes y técnicas que estos artistas utilizaban.
Entre las obras destacadas hay un autorretrato del artista, que se representa con los ojos cerrados y con gafas, donde aparece las palabras "a" y "t" y una cruz.
"Tàpies empezó a tener problemas con la visión. Esta imagen salió cada vez más a menudo en sus obras", destaca Nuria Oms.
También se plasma con el culo al aire. "Es una situación embarazosa. Mostraba esos aspectos de la vida cotidiana, que normalmente queremos esconder porque no son bellos".
Otro lienzo representa un estornudo. Un acto espontáneo en el que interviene el cuerpo y la mente sin querer. "El budismo buscaba que el artista y su obra fueran uno y el estornudo representa eso".
La segunda exposición que conmemora es 'A=A, B=B', que propone una reflexión sobre la evolución del pensamiento científico. Esta muestra parte del libro 'La nueva visión del mundo', un volumen que recoge las charlas sobre ciencia y filosofía que se celebraron en la década de 1950 en Sankt Gallen (Suiza).
De este modo, las obras realizan una expansión temporal y llevan aquellas charlas a la actualidad, más de setenta años más tarde; para hablar del espíritu del método científico, de las razones para realizar ciencia y qué significa en relación con las personas y con el arte.
Para entender su significado, algunos consideran que es necesario "pensar" y "recapacitar", mientras que un visitante opina que "si la gente no lo entiende es porque no tiene la mente abierta al arte contemporáneo".
'Tapies vive. Vive Tàpies' es el lema de la efeméride, que celebra el nacimiento del artista en 1923. "Un centenario es el momento de hacerse preguntas y que esperamos de él. Es el momento de llevar un homenaje al pasado y abrirnos al futuro, decidir cómo queremos estar en un mañana. Nos lo pone muy fácil, hoy es más vigente que nunca", culmina Inma prieto, directora de la Fundación.
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