Los artistas David Bisbal y Pasión Vega han protagonizado la misa criolla benéfica “Unidos por la paz” en la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona, que acogió una ceremonia que sirvió para recaudar fondos para la construcción de un hospital de campaña en Ucrania.
La misa ha rendido homenaje a los 10 años de Pontificado del Papa Francisco y ha estado oficiada por el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, junto a 150 sacerdotes de distintas diócesis catalanas.
La interpretación conjunta de Bisbal y Vega ha sido una experiencia nunca antes vista, al ser la primera vez que una celebración religiosa de este tipo se celebra en la Sagrada Familia.
Los cantantes han unido sus voces por primera vez en una emotiva ceremonia en la que han interpretado un repertorio de diez temas de música religiosa basados en ritmos musicales tradicionales de Argentina. También se han escuchado canciones populares, de carácter profano, como Hallelujah, Hay que sembrar en Navidad, Gracias a la vida, Nana para un rey o Solo le pido a Dios.
La interpretación ha estado acompañada de la coral del Conservatori del Liceu y la dirección musical de los músicos ha corrido a cargo de Jacob Sureda, por cuyas manos han pasado todo tipo de géneros musicales, desde el pop, pasando por la canción clásica, hasta el flamenco.
Por su parte, Juan José Omella, ha afirmado que la misa es una "oración por la paz, especialmente en Ucrania" desde un símbolo de la paz como es la Sagrada Familia.
Omella ha parafraseado al papa Francisco señalando que "en la guerra nadie gana, todos pierden", y ha asegurado que es una esperanza cuando una sociedad se muestra solidaria.
Sor Lucía Caram, de la Fundació del Convent de Santa Clara de Manresa (Barcelona), y el empresario Enrique Tomás han impulsado esta misa para recaudar fondos en un momento "muy crudo" de la guerra en Ucrania.
Los donativos generados con esta celebración se destinarán a la construcción de un segundo hospital para los heridos en la guerra de Ucrania, a 50 kilómetros de la frontera con Rusia, y también servirá para costear los gastos de la compra de materiales.
La intención de los organizadores es que esta ceremonia benéfica se celebre cada año y que las donaciones que se recauden sirvan para financiar distintos proyectos humanitarios en favor de la paz en el mundo.
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