Helena Jubany, 22 años de un asesinato todavía por resolver: las incógnitas del crimen en Sabadell
Este sábado se cumplen 22 años del asesinato de Helena Jubany, la bibliotecaria a la que lanzaron al vacío desde un edificio de Sabadell
A la joven la encontraron desnuda y con quemaduras en el cuerpo: se baraja que fue narcotizada, secuestrada, torturada y asesinada
Buscan conexiones genéticas entre los mensajes anónimos que recibió Helena y los sospechosos
Este sábado, 2 de diciembre, se cumplen 22 años del asesinato de Helena Jubany, la bibliotecaria de 27 años que fue hallada muerta en Sabadell (Barcelona) tras ser lanzada al vacío semiinconsciente desde la azotea de un edificio de la calle Calvet d’Estrella y cuyo caso engrosa la larga lista de crímenes en España todavía por resolver. A la joven la encontraron desnuda y con quemaduras en varias zonas del cuerpo. Se baraja que fue narcotizada, secuestrada, torturada y asesinada por al menos una persona. Y no se descarta que fuera agredida sexualmente. Durante años se habló de la posibilidad de que fuera víctima de un macabro juego de rol, pero la familia cree firmemente que se trató de un feminicidio. Nunca hubo juicio.
A pesar de la brutalidad del suceso de 2001, aún no se ha encontrado al culpable -o a los culpables- del crimen de Helena. Pero hay sospechosos y sospechas, aunque se necesitan más pruebas para demostrar la presunta culpabilidad y existe la presunción de inocencia. Los principales investigados son Xavier Jiménez y Santi Laiglesia, dos personas con las que la joven compartió experiencias en la Sección de Naturaleza de la Unió Excursionista de Sabadell y que mostraron contradicciones en sus declaraciones ante los investigadores. Con el primero de ellos, la joven mantuvo una amistad hasta que intentó algo más con ella, mientras que el segundo era simplemente un amigo -la familia cree que este último fue el autor material del crimen porque solía dormir en casa de su novia, Montse Careta, quien vivía en el edificio desde donde fue lanzada la joven, a la que también conocía de la UES, y que se suicidó en la cárcel tras entrar en prisión preventiva como única acusada de los hechos-.
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Hace tres meses se ordenó analizar el papel de dos notas (mensajes anónimos) que recibió Helena semanas antes de ser asesinada y por ahora no han trascendido los resultados. Ya se analizó la caligrafía de los mismos, así como el jersey marrón que vestía la joven en el momento de su muerte (el cual estuvo bajo custodia en los juzgados durante dos décadas), y el proceso de identificación hasta ahora ha sido negativo. Además, en el cuerpo de la víctima se hallaron restos de ADN de una mujer, la propia joven, y de dos hombres que no han podido ser identificados, se realizó una comparativa con las muestras que entregaron los principales investigados y las pruebas tampoco resultaron no concluyentes. Eso sí, en cuanto al tipo de letra de los anónimos, el último estudio realizado recientemente -de cinco que se hicieron- señaló a Xavier Jiménez. Un indicio que, no obstante, no es suficiente para incriminarle. Los expertos siguen elaborando estudios genéticos con técnicas más avanzadas. El caso se archivó y casi quedó prescrito para la mayoría de personas que despertaban dudas, pero fue reabierto 'in extremis' y ahora se quiere llegar hasta el final.
La vida de Helena Jubany y los anónimos recibidos antes del crimen
Helena Jubany i Lorente (nacida en Barcelona el 27 de febrero de 1974) fue una periodista y escritora mataronina vinculada a la actividad cultural y social de la comarca. La joven estuvo de prácticas en diferentes medios locales, hasta que en el año 2000 comenzó a trabajar como bibliotecaria en Sentmenat, donde se encargaba de la sección infantil. Por ello decidió irse a vivir sola a un piso del barrio de la Creu Alta de Sabadell. Desde entonces, comenzó a colaborar con la Sección de Naturaleza de la Unión Excursionista de Sabadell, donde coincidió con Santi Laiglesia y Montse Careta -que eran pareja-, Xavier Jiménez, Ana Echaguivel, Francesc Macià y Jaume Sanllehí. Todos ellos llegaron a ser investigados por el crimen.
La joven, tras acabar la jornada laboral, disfrutaba de excursiones con sus compañeros en su tiempo libre. Todo transcurría con normalidad, hasta que el 17 de septiembre de 2001 encontró en el portal de su casa una botella de horchata, unos pastelitos y una nota escrita a mano y en catalán. La cual decía:
Helena, sorpresa. Pasábamos por aquí y hemos dicho: a ver Helena qué se explica. Somos ???? (Te llamaremos) A comérselo todo
El hecho de que fuera horchata era significativo, ya que el autor de la nota debía saberlo (posteriormente se barajó que esa persona podía ser Xavier Jiménez, ya que solía salir a pasear con Helena y conocía sus gustos). La joven no le dio importancia, pero días después, el 9 de octubre, se encontró un nuevo obsequio en la puerta de su casa. Esta vez, un zumo de melocotón, acompañado de otra nota escrita a mano en la que le decían que aquel misterio se resolvería pronto y que a la siguiente ya les invitaría ella, "sin duda". Este anónimo indicaba:
A la tercera revelaremos el misterio. Te echarás unas risas. Nos gustaría volver a coincidir en una excursión de la UES. Ya lo hablaremos. Ahora a ver si encontramos un lugar bueno, bonito y barato en Sabadell para perfeccionar el inglés. Buen provecho
La joven no se asustó, sino que se mostró intrigada, tal y como le comentó a una amiga. A diferencia de con la horchata -que no se sabe si bebió-, la joven probó el zumo, se encontró indispuesta y no lo terminó. Ante el malestar, encargó un análisis a un laboratorio de Sabadell (el cual detectó con posterioridad que el zumo contenía benzodiazepina, un tipo de somnífero).
El asesinato de Helena Jubany
Así, llegó el viernes 30 de noviembre. Helena salió de su casa sobre las 12:00 horas del mediodía, después de trabajar con su ordenador, y su pista se perdió. No se presentó por la tarde en la biblioteca. La joven habría recibido aquella mañana una llamada telefónica y habría conducido su coche hasta la calle Calvet d'Estrella, antes de acceder al número 48.
En ese edificio, en el segundo tercero, vivían dos de sus conocidos; Montse Careta, maestra, y Santi Laiglesia, abogado criminalista. Entonces, alguien la narcotizó y la secuestró durante todo el sábado, 1 diciembre, según el sumario elaborado por dos forenses.
Después, aún con vida, la subieron hasta la azotea del mismo edificio y la lanzaron al vacío entre las 03:00 horas y las 05:00 horas de la madrugada del domingo, 2 de diciembre. A la joven la suministraron una dosis de somníferos 35 veces superior a la normal, pero no murió por esta causa.
Falleció por defenestración e impacto contra el suelo desde gran altura. La autopsia confirmó que, en el momento que la tiraron, todavía estaba en estado de semiinconsciencia. El cuerpo cayó al patio trasero de un edificio, en la finca colindante, que daba a la calle Güell i Ferrer. No fue hasta las 09:00 hora del mismo domingo cuando un vecino descubrió el cadáver, desnudo, con quemaduras en varios puntos y lesiones devastadoras que complicaron su identificación en primera instancia.
Los principales investigados
Helena había quedado el sábado con su padre para comer en Mataró y al ver que no aparecía decidió llamarla, sin obtener respuesta. El domingo, mientras, la joven había quedado para comer con una amiga y tampoco apareció. El progenitor, entonces, se desplazó hasta su piso de Sabadell y vio que no estaba, pero siguió esperando hasta el lunes para ver si acudía a la biblioteca. Entonces, le dijeron que el viernes tampoco fue y decidió presentar una denuncia, que sirvió para identificar el cadáver. A partir de ahí, arrancó la investigación y se determinó que varios compañeros de la UES de Helena podrían mantener alguna relación con los hechos:
Montse Careta; esta maestra, pareja de Santi Laiglesia, vivía en el edificio desde el que fue lanzado el cuerpo de Helena. Los investigadores acudieron a su casa a preguntarle si había sido informada de la muerte de la joven, pero dijo no saber nada y cerró rápidamente la puerta (no se hizo un registro inmediato). Sin embargo, dos meses después del suceso, se procedió a registrar la vivienda y se encontraron unas cajas de cerillas -del mismo tipo que unas que se encontraron en la azotea- y dos botes de Noctamid, medicamento que contiene benzodiazepina -la misma sustancia que se encontró en el cuerpo de la víctima-. El juez, entonces, ordenó su entrada en prisión preventiva. Pero el 7 de mayo, poco después, Montse se suicidó en su celda y dejó una nota insistiendo en su inocencia. Afirmó que se iba con la "conciencia tranquila". Su familia afirma que es otra víctima de este suceso.
Santi Laiglesia; el abogado criminalista subrayó que no vivía con Montse Careta, pero los vecinos afirmaron que solía hacerlo de forma intermitente. El letrado incurrió en contradicciones, ya que dijo, entre otras cosas, haber estado jugando al fútbol el viernes, cuando nadie le vio. Además, dijo haber dormido con su madre y luego indicó que también durmió allí con Montse. Santi fue quien abrió la puerta a los agentes para que realizaran el registro de la vivienda de su novia dos meses después del asesinato de Helena y, además, ejerció como defensa de su pareja antes de ser también encausado. Al parecer, complicó la comunicación de Montse con su familia. El primer juez que se encargó del caso no puso el foco sobre él, lo que considera el círculo de la víctima un error garrafal en la investigación.
Xavier Jiménez; este hombre, que también formaba parte de la UES, trató de mantener un romance con Helena y no fue correspondido, lo que despertó sospechas de que quisiera vengarse. Una vez los agentes le citaron a declarar, también incurrió en contradicciones. Su declaración era distinta a la de Santi Laiglesia, pero el juez ordenó un careo entre ambos y entonces sí coincidieron en su relato de los hechos. Los investigadores creen que pudo ser la persona que escribió los anónimos y que dio los obsequios narcotizados a la joven. No pudo corroborar ni qué hizo el viernes ni por qué faltó al trabajo el lunes, al igual que el resto de los citados anteriormente.
Ana Echaguivel; esta mujer compartió varias experiencias con Helena en la UES. De hecho, mantuvo una fuerte discusión con la joven en una de ellas, lo que también generó dudas. Los investigadores determinaron en un primer momento que fue ella quien escribió los anónimos, pero posteriormente lo descartaron. Ana entró en prisión preventiva y llegó a compartir celda con Montse, pero fue puesta en libertad al corroborarse su coartada; aquel fin de semana trágico se encontraba en otro lugar y tenía pruebas.
Francesc Macià y Jaume Sanllehí; estos dos hombres, que también pertenecían a la UES en aquel entonces, fueron investigados por el suceso. El segundo de ellos, según la familia de Helena, habría cambiado varias veces su declaración para proteger a Xavier Jiménez, mientras que el primero, coordinador de la UES, habría participado en una especie de 'ley del silencio' supuestamente establecida en el grupo sospechoso. Para ellos ha prescrito el caso, pero el círculo de la joven afirma que fueron cómplices. Se preguntan qué fidelidad les deben a los dos principales investigados. Durante mucho tiempo esperaron que, por humanidad, hablaran y confesaran.
Cabe destacar que Santi, Montse y Xavier (se desconoce si también Francesc y Jaume) participaron en una excursión de la UES el domingo, sin que se hubieran apuntado previamente, y aseguraron haber acudido a una manifestación horas después. Pero varios asistentes a esa concentración destacaron recientemente que nunca se presentaron.
Las incógnitas
El caso despierta numerosas incógnitas, recopilamos las principales:
- ¿Fue Montse Careta otra víctima del crimen?
La familia de Helena cree que podría serlo, como afirman desde el entorno de la maestra, pero se preguntan si fue completamente inocente. El círculo de la bibliotecaria cree que siempre estuvo implicada, ya que las pruebas lo indicaban. Y es que pudo actuar involuntariamente o sometida (por Santi Laiglesia).
- ¿Cómo subieron a Helena hasta la azotea y quién la tiró al vacío?
El piso de Montse era el tercero segundo, el último del edificio hasta llegar a la terraza. Es probable, por tanto, que pudieran sacar el cuerpo sin que nadie fuera visto. Pero ella no pudo hacerlo sola. Era una mujer con problemas de espalda, sin fuerzas para cargar el cadáver y no había ascensor. Los expertos afirmaron que debían ser dos personas, ya que a Helena la levantaron hasta tirarla por encima de una varandilla de más de un metro.
- ¿Por qué la instrucción no se centró en primer lugar en Santi Laiglesia y Xavier Jiménez?
El juez que se encargó del caso, según la familia, creyó que se trataba de un caso "de mujeres". Sin embargo, obvió que podían estar estos hombres implicados. Se tardaron meses en indagar más. De hecho, como mencionábamos, los dos principales investigados mostraron contradicciones en su relato de los hechos, pero luego coincidieron cuando fueron citados a un careo.
- ¿Vivía Santi Laiglesia de forma regular en casa de Montse?
Unos vecinos, años después del suceso, aseguraron que el abogado casi siempre estaba en el domicilio y que incluso le vieron, junto a Xavier Jiménez, cargando en una ocasión a rastras a la maestra, que parecía incluso drogada.
- ¿Hizo Santi Laiglesia que se centraran todas las sospechas en su pareja?
El abogado fue quien, dos meses después del crimen, abrió la puerta a los agentes para que registraran el piso de su pareja. La familia de Helena y de Montse creen que fue él quien pudo colocar los botes de Noctamid en la papelera y quien colocó adrede las cerillas a la vista. De haber sido ella, se presupone difícil que no se deshiciera de las pruebas en tanto tiempo.
- ¿Quién consiguió las benzodiacepinas? ¿Quién le suministró la droga a la joven?
Los botes de Noctamid no eran fáciles de conseguir sin receta. Montse sufría dolores de espalda y pudo usarlo, pero también se baraja que un miembro de la UES que era médico las consiguiera para el presunto autor del crimen.
- ¿Sufrió Helena sumisión química?
En aquel entonces ese término no se empleaba, pero ya se sabía que las benzodiacepinas ayudaban a eliminar la memoria de una persona de forma inmediata. No se podía recordar el día anterior, con un efecto parecido a la burundanga.
- ¿Fue violada Helena?
Es una posibilidad que no se ha descartado. Que fuera drogada despierta sospechas de una posible agresión sexual, ya que no habría recordado nada. Además, al examinar la vagina de la víctima, se halló una sustancia -líquido- blanquecino que no se pudo descifrar.
- ¿Intentaron revivir a Helena sin éxito e intentaron aparentar un suicidio?
Una de las teorías que se ha barajado es que, tras narcotizar a Helena con el fin de agredirla sexualmente, los autores se percataron de que podía haber muerto (estaba en estado de semiinconsciencia) por sobredosis. Se observaron unas marcas en el pecho de la joven que hicieron sospechar que la intentaran revivir y luego la lanzaran para que pareciera un suicidio, pero esto es relativo y el extremo, ni mucho menos, se ha confirmado. También se baraja que fuera torturada y la quemaran con las cerillas antes de asesinarla adrede.
- ¿Por qué no se investigó el ordenador de Helena antes?
Mucho tiempo después de que arrancara la investigación, las autoridades judiciales contemplaron analizar el ordenador de Helena, el cual descifró un perito. Este experto encontró varios mensajes amenazantes a la joven y uno de los correos implicó a Xavier Jiménez.
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