Conceden la incapacidad absoluta a una mujer por tener un trastorno de bipolaridad en Barcelona

El juzgado de lo social número 24 de Barcelona ha concedido la incapacidad absoluta a una trabajadora que sufre un trastorno de bipolaridad tras concluir que la enfermedad la limita para desempeñar su empleo. La demandante, que también tiene depresión mayor, tendinitis e incontinencia urinaria, fundamentó su demanda en los informes médicos que acreditan que la patología le provoca ideas psicóticas e intentos de autolesionarse.

El juzgado estima la demanda interpuesta por la mujer, representada por el bufete Vosseler Abogados, después de que la Seguridad Social le denegase la incapacidad permanente que solicitó tras agotar los días de baja laboral.

El trastorno bipolar le provoca una “limitación funcional”

Tras analizar los informes médicos, se concluye en la sentencia que el diagnóstico de la demandante se ha agravado hasta provocarle una “limitación funcional a nivel psiquiátrico”, que justifica que se le conceda la incapacidad permanente absoluta.

Según resalta Ámbar Zambrano, del despacho de abogados Vosseler, pese a que se trata de unas de las patologías psiquiátricas más extendidas, casi el 50% de las personas que sufren trastorno bipolar no están diagnosticadas o se les ha diagnosticado equivocadamente una depresión.

Una enfermedad que aparece entre los 25 y 30 años

Se calcula que tan solo unas 300.000 personas han sido diagnosticadas correctamente con el trastorno bipolar. Es decir, una de cada siete personas no sabe que padece esta enfermedad que afecta a los mecanismo que regulan el estado de ánimo, según el Servicio de Información sobre Discapacidad. Se trata de una patología que aparece entre los 18 y 25 años, aunque el mayor pico de casos sucede desde los 25 hasta los 30.

La causa que provoca el trastorno bipolar tiene un gran componente genético. Los médicos señalan que hay una implicación directa del sistema límbico, la parte del cerebro que regula las emociones. También se sospecha de factores endocrinos, como el cortisol, y de las hormonas tiroides. Entre los síntomas más habituales se encuentran los episodios maníacos (euforia, irritabilidad, ideas de grandiosidad) y los depresivos (retardo psicomotor, alteración del estado del ánimo…).

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