Frenar el uso del teléfono móvil a los menores de 16 años es el objetivo que se han marcado miles de familias en Barcelona. Un propósito con el que quieren evitar que los niños que empiezan el instituto a los 12, lo hagan acompañados de un smartphone.
La preocupación de una madre de la escuela Vila Olímpica de Barcelona originó un movimiento que en cuestión de un mes ha reunido a más de 5.000 personas en un grupo de Telegram con miembros de toda Cataluña, en el que comparten iniciativas para retrasar la llegada del móvil en la vida de sus hijos.
"Van de lo más local a lo más global, con el objetivo de concienciar a familias de la necesidad de no dar un móvil a tu hijo cuando va el instituto, pero también concienciar de la parte negativa en menores de 16 años el tener un teléfono en la mano", explica Xavier Casanovas portavoz de la asociación "Poblenou, adolescencia libre de móviles".
Una de sus aspiraciones es crear un documento de compromiso social en el barrio de Poblenou de Barcelona para que las familias "firmen" no comprar un smartphone a su hijo cuando empiece la ESO: "El día que lleguen al instituto sabrán que no están solos. Queremos rebajar esta presión social y cambiar este relato", reconoce uno de los portavoces que abandera esta iniciativa en la capital catalana.
Una de las propuestas que ya han implementado es el uso de encuestas entre los padres para saber cuántos están dispuestos a realizar este cambio. "Algunos colegios ya lo han hecho y el 60-70% de los padres no habrían dado el móvil si hubieran podido, pero por culpa de la presión social, más del 90% de los alumnos en primero de la ESO ya lo tienen".
Para Xavier Casanovas, esta situación tiene más consecuencias negativas que positivas. "La maduración cognitiva de los menores no está preparada para el tipo de adicción que generan. Hay elementos de bullying en la comunicación en redes o presión por la imagen. Todos estos elementos generan un cóctel que acaba generando del móvil un foco de problemas constante en estas edades".
El propósito de estos padres ya es una realidad en la Escuela Sadako de Barcelona, donde crearon el año pasado la plataforma "Desconéctate" para concienciar del papel de los educadores y las familias en el modelado de los adolescentes.
"Lo que hacemos nosotros, es lo que van a repetir ellos", afirma el director del centro educativo Jordi Musos, que también comparte la necesidad de retrasar la llegada del primer móvil inteligente entre los alumnos.
De hecho, en este colegio solo un alumno de primero de la ESO tiene móvil. "Ellos son los que defienden esta iniciativa porque se sienten orgullosos de ser los que han llevado por delante un cambio de hábitos. Solo un alumno que ha venido nuevo a la escuela se ha encontrado que venía con un móvil y era el extraterrestre que se incorporaba en el aula a diferencia de los demás".
Un cambio de conciencia en el que han logrado "avanzar" y evitar que los niños accedan a un móvil "de forma autónoma de manera prematura". "Hemos visto claramente cambios de conducta, adicciones, problemáticas de cómo acceder a la información. Todos somos padres o madres y vemos estos comportamientos. No es una decisión contra ellos, les queremos ayudar. El móvil no les ayuda".
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