Trasladar una de las obras más famosas de Pablo Picasso ha supuesto todo un reto para la Fundació Joan Miró, que ha necesitado a unos treinta profesionales durante más de nueve horas para mover el cuadro principal de Las Meninas, ubicado en el Museo Picasso de Barcelona.
Una mudanza de película debido a la envergadura de la obra, que "requiere la máxima seguridad y un trabajo para conservarla en perfecto estado y garantizar que queda intacta", han explicado desde la Fundació Joan Miró, que exhibirá la pintura del 20 de octubre al 25 de febrero de 2024, con motivo de la exposición que organizan junto al museo de referencia del pintor y escultor español.
El traslado se llevó a cabo el lunes por la mañana en una compleja labor que pasaba por descolgar y mover la obra de manera minuciosa. Cada detalle del cuadro cuenta y la delicadeza ha sido primordial para que la obra de 260x194 centímetros no sufriera ninguna grieta.
Una vez descolgada, el personal protegió la pintura con un vidrio de seguridad y la trasladó con un camión custodiado por agentes de la Policía Nacional. Así, la operación culminó tras una intensa jornada con la llegada de Las Meninas a la Fundación Miró.
La obra formará parte de una de las 130 obras que intercambiarán las dos instituciones artísticas, que se enmarcan dentro de los eventos de Celebración Picasso 1973-2023, coincidiendo con el cincuenta aniversario de la muerte de su muerte y el cuarenta aniversario de la de Joan Miró.
"Es un gran esfuerzo para garantizar que el público tenga una experiencia única de toda la dimensión creativa de los dos artistas y de su amistad durante medio siglo, que ahora se refleja y rinde homenaje en el trabajo de ambos museos en esta gran exposición", añaden.
Desde que Pablo Picasso donó el conjunto de la serie de Las Meninas (1957) al Museu Picasso Barcelona en 1968 en honor a su amigo y secretario personal Jaume Sabartés, la obra sólo ha salido del museo en cuatro ocasiones y esta es la primera vez que se instala en otro museo de la ciudad catalana.
Este es el primer gran lienzo de conjunto de la serie con la que Picasso llevó a cabo su interpretación de Las meninas de Velázquez en 1957. Lo realizó al día siguiente de efectuar un boceto en el que ya anticipaba algunas de sus características principales, como el tamaño de la figura del pintor o la centralidad otorgada al aposentador de palacio, José Nieto.
En su interés por crear sus propias Meninas, aparecen todos los personajes que integran el conjunto velazqueño, aunque con un tratamiento distinto.
La infanta Margarita pasa de ser la figura central a ceder este papel a Velázquez, cuya imagen crece hasta casi igualar en altura al propio lienzo, un agrandamiento que vendría a simbolizar la importancia del papel del artista; junto a ello, cabe señalar la variación consistente en que Velázquez aparezca sujetando dos paletas.