El calor y la sequía espantan de Barcelona a las mariposas, señal de que se avecinan cambios en el ecosistema
"Si observamos que las mariposas se marchan, significa que el ecosistema se está empobreciendo", asegura Pau Guzmán, coordinador de comunicación del Observatorio metropolitano de mariposas
Las restricciones de riego en los jardines de Barcelona han hecho disminuir el alimento de las mariposas y sus orugas, por lo que este año se ha observado una disminución de la población
Las playas metropolitanas de Barcelona, un paraíso inesperado para las mariposas
Las altísimas temperaturas y la sequía que sufre Cataluña desde el inicio de la primavera no sólo lo están sufriendo los humanos, sino todo el ecosistema en su conjunto, como vienen advirtiendo los expertos en el tema desde hace ya años, y las mariposas no son una excepción, según han podido identificar en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) de la Universitat Autònoma de Barcelona.
"Las mariposas son grandes bioindicadores del entorno", explica Pau Guzmán, coordinador de comunicación del Observatorio metropolitano de mariposas del mismo centro de investigación. Y es que gracias a la observación de la abundancia y las especies presentes, se pueden detectar algunos de los cambios ambientales que afectan también a los humanos.
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Varios proyectos de ciencia ciudadana, en los que puede participar quien quiera hacer el curso introductorio y comprometerse con una regularidad, hacen un seguimiento cuantitativo de las mariposas en Cataluña entre marzo y octubre, en entornos urbanos, forestales y agrarios. Con los datos preliminares recogidos hasta el final de julio, en los tres espacios se ha detectado este año un importante decrecimiento de la presencia de este insecto.
En Barcelona y su Área Metropolitana, las mariposas suelen encontrarse en los parques, jardines y playas, donde hallan la comida necesaria para su supervivencia. Este año, a causa de la sequía, ha habido restricciones de riego en estos escenarios desde marzo, por lo que las mariposas no han podido encontrar el néctar del que se alimentan, ni la hierba que requieren sus orugas.
"Si observamos que las mariposas se marchan, significa que el ecosistema se está empobreciendo", asegura Guzmán, puesto que son animales muy sensibles "que responden muy rápido a los cambios" y tienen una función vital para el medio, como la polinización.
Cambios de comportamiento
Además de la disminución de la presencia de ejemplares de mariposas en los entornos urbanos del Área Metropolitana de Barcelona, desde el CREAF también han detectado cambios en el comportamiento de estos insectos, que buscan adaptarse a la situación de calor para sobrevivir. Para regular su temperatura corporal, por ejemplo, los científicos han podido identificar que vuelan menos, quedándose resguardadas a la sombra y posicionando sus alas en un ángulo, de manera que la luz del sol no les toque directamente.
Así mismo, se han observado cambios en los patrones de movilidad. Ahora las mariposas llegan menos a los núcleos urbanos, donde suele hacer más calor que en las zonas boscosas: "Son capaces de procesar información y ver que quedan pocos espacios con agua y flores, entonces se dispersan menos hacia el interior de la ciudad, no se arriesgan", detalla Yolanda Melero, responsable del programa de seguimiento de mariposas en Barcelona.
"En el parque de la Maternitat aún quedan algunas zonas florecidas y es evidente que allí se concentran las pocas mariposas que hay", insiste Melero sobre la importancia de mantener los jardines de la ciudad.
Por su parte, Guzmán, recuerda que es el primer año que el proyecto tiene datos de recuento de mariposas en un contexto de sequía permanente, por lo que los resultados completos no se podrán conocer hasta el cierre de la temporada, pero también cree que, gracias a la rápida adaptabilidad de este insecto, hay esperanza para el futuro: "Si el año que viene llueve, habrá mariposas de nuevo".