El importante episodio de sequía que ha arrasado la península desde marzo ha obligado a imponer restricciones de riego en el sector agrícola catalán, arrasando con parte de la cosecha veraniega y forzando la subida de precios en las fruterías de todo el país.
Mientras en otras partes de España el precio de la sandía este año ha subido a más de dos euros el kilo, en la Cooperativa Agrícola del Prat, en El Prat de Llobregat (Barcelona) han conseguido mantenerse en 1,50€ gracias al riego con agua regenerada de las depuradoras.
"Aquí somos una excepción", asiente Xavier Oliva, productor y secretario de la cooperativa, quien este año ha aumentado la producción de la fruta estrella del verano gracias a que aquí la disponibilidad de agua prácticamente no se ha visto afectada.
La cantidad de agua que río Llobregat no es capaz de abastecer al sistema agrario es suplementada con la regenerada "para asegurar un cabal mínimo y poder tirar para delante las producciones", detalla Oliva.
Y no solo han mantenido los precios, sino que este año han conseguido unos melones y sandías más dulces, hecho que Oliva achaca directamente a la falta de lluvia, lo que ha provocado mayor control sobre las cantidades y calidades de agua que han alimentado su huerta en los últimos meses. Un factor añadido a las características de la tierra que cultiva, "una zona deltaica con un acuífero debajo, que hacen que el producto sea muy bueno".
"Con la sequía nos hemos animado a producir un poquito más", insiste el agricultor, pues eran conscientes de que tenían la suerte de disponer de un recurso hídrico al que muchos otros no han podido acceder.
Sin embargo, Oliva lamenta que "no podemos ser competitivos" en cuanto al precio, respecto a la fruta importada de países extranjeros, "sobre todo la sandía de Marruecos", que, pese a los costes del transporte, se consigue vender en España por debajo del precio de subsistencia que requieren los agricultores locales para sacar beneficio de sus cosechas.
"Entiendo que con la reducción de poder adquisitivo, tener que pagar los precios que se están viendo por la fruta es desorbitado", pero asegura que es una problemática que afecta de igual manera al sector agrario: "La venta al por mayor", en la que tendría competir con los precios de la fruta extranjera, "no me cubre el coste de producción".
Por este motivo, su cosecha, y la de la Cooperativa, se destina al comercio local, en mercados y fruterías, en vez de ser comercializada en Mercabarna para llegar a las grandes superficies.