La misión Hypatia I, formada por nueve mujeres catalanas, ha comunicado hoy los resultados de su estancia en en abril en el Mars Desert Research Station, el centro de investigación científica que recrea las condiciones de Marte en el desierto de Utah (Estados Unidos).
Mariona Badenas-Agustí, astrofísica, Carla Conejo González, bióloga, Ariadna Farrés Basina, matemática, Laia Ribas, bióloga, Núria Jar, periodista, Neus Sabaté, física, Cesca Cufí-Prat, ingeniera aeroespacial, Anna Bach, matemática, y Helena Arias, estudiante de física e ingeniería mecánica, son las nueve mujeres que durante doce soles -días- convivieron en la pequeña y aislada 'estación espacial' reproduciendo la naturaleza de una posible empresa científica en Marte.
Entre los objetivos de la misión, Bardenas-Agustí, comandante de Hypatia, ha querido hacer hincapié en tres pilares: "Hacer mucha ciencia relacionada con la exploración espacial, fomentar vocaciones científicas y promocionar referentes femeninos", sobre lo que ha recordado que la ciencia y la tecnología "tienen un problema y es que hay una muy baja representación de la mujer y los colectivos minoritarios".
Precisamente la comandante ha querido destacar uno de los grandes proyectos desarrollados íntegramente en la misión: la creación de "baterías marcianas". Se trata de un experimento propuesto por Sabaté que ha conseguido "construir una batería primaria con los compuestos fácilmente disponibles en Marte", para lo que ha usado el óxido de hierro en la tierra que característico color rojo a este plantea y la orina de las tripulantes a modo de electrolito, ante la escasez de agua.
Estas baterías fueron puestas en práctica durante la misión generando la energía necesaria para alimentar el sistema de iluminación del huerto espacial con el que han cultivado los brotes para las ensaladas que han comido en la base.
En este entorno hostil, las 'astronautas' han tenido que afrontar condiciones climáticas extremas, con oscilaciones de temperatura de entre 3 y 29 grados, rachas de viento de hasta 60 kilómetros por hora y una probabilidad de precipitación del cero por ciento.
Uno de los retos de la misión era la de reducir el consumo de agua, puesto que contaban con un máximo de mil litros para hidratarse, cocinar, limpiar y la higiene personal durante toda la estancia. Misión prácticamente cumplida, tras conseguir una media de 13,4 litros por persona y día, diez veces inferior al consumo habitual en una ciudad como Barcelona, donde cada persona usa 105 litros cada jornada. Para ello tuvieron que, por ejemplo, reducir la cantidad de duchas a tres por persona en toda la misión.
En cuanto a las comunicaciones con el exterior, las científicas han contado con una radio e internet, pero han tenido que simular el retraso temporal que experimentarían en el planeta rojo, una latencia de entre tres y 22 minutos con la Tierra.
La misión ha llevado a cabo una más de treinta proyectos, experimentos y ejercicios en torno a cuatro temas: astronomía, biología, ingeniería y comunicación.
Entre los que han obtenido resultados más destacables, Conejo ha podido monitorizar las alteraciones en los ritmos del sueño de las tripulantes. La bióloga ha detectado importantes pérdidas de sueño, pero al contrario de lo que se creía inicialmente, se han registrado mayores alteraciones en los días anteriores y posteriores que en las noches comprendidas en la misión.
Según las conclusiones del ejercicio, Conejo explica que esto se debería a la rígida rutina llevada a cabo en la estación, en la que el despertador sonaba a la misma hora cada día, se iban a dormir a la vez y "durante el día no parábamos, por lo que estábamos muy cansadas al concluir cada día de la misión".
Por su parte, la misma comandante ha llevado a cabo una serie de observaciones espaciales, enmarcadas en el sector astronómico, aprovechando la claridad del cielo en el desierto, el cual es lo más parecido a "la fina atmosfera marciana que permitiría observaciones menos afectadas por la contaminación atmosférica de la Tierra".
Y Ribas ha experimentado con la acuicultura, en la búsqueda de posibilidades de reproducir peces para la alimentación en el planeta rojo.
Los resultados de la misión Hypatia I abren nuevas ventanas de investigación espacial en el camino hacia la llegada de los humanos a Marte.