Llenar cuatro noches seguidas el Estadi Olímpic Lluís Companys es un récord que batirá desde este miércoles hasta el próximo domingo Coldplay, la banda británica que hará historia tras agotar las 200.000 entradas en su regreso a Barcelona. Siete años de espera para escuchar de nuevo la voz de su líder, Chris Martin, que también cantará a través de las manos, la expresividad, el cuerpo y el arte de cuatro intérpretes de signos para que las personas con problemas de audición puedan seguir la actuación.
El vocalista principal de Coldplay compartirá escenario con Aitor Pérez Rello, que interpretará en lengua de signos en catalán junto a otra compañera, mientras otros dos colaboradores de enCantados, la asociación cultural barcelonesa que organiza desde hace cuatro años conciertos para sordos y oyentes, lo harán en castellano.
"Un artista, por mucha técnica que tenga, si no siente la canción no acaba de transmitir al público. Pues lo mismo con los intérpretes de lengua de signos. Por mucho que tengamos adaptada la canción, también tenemos que sentirla. El tono y el sentimiento viene reflejado con nuestra expresión facial, que es muy importante", explica uno de los responsables de transmitir las letras a un público que notará el ritmo en su propio cuerpo.
Lo harán a través de una mochila vibratoria, que amplificará los sonidos de los bajos. "Esto evaluará si los propios intérpretes lo hacemos a tiempo o no". Una tarea que supone un esfuerzo físico y un trabajo previo para adaptar las canciones y sus emociones a la lengua de signos.
"El proceso de adaptación es muy largo. Primero buscamos el contexto, pensamos cómo se podría adaptar y luego practicamos mucho para coincidir la forma del signado con el 'tempo' musical". El último paso es pasar horas delante del espejo, aunque subirse a un escenario ante la mirada de miles de personas es una experiencia que difícilmente pueden ejercitar.
"Siempre hemos ido a conciertos más pequeños y es un trabajo bastante desapercibido. Es una discapacidad invisible. Hay poca empatía y pocos festivales que se arriesguen a ello. Con el Estadi Olímpic es diferente y es una experiencia que aprenderemos un montón", reconoce Aitor, quien interpretará mientras Chris Martin canta.
"Buscas que la adaptación sea simétrica. Cuando el cantante empieza a abrir la boca, empezamos a signar; y cuando acaba de abrirla bajamos las manos". Una labor en la que las emociones juegan un gran papel. "No estamos pendientes de la emotividad que podemos causar. Puede ser contraproducente si veo que no acaba de llegar el mensaje y me voy a poner más nervioso".
La gira Music of the spheres ya incorpora en todos sus conciertos por cada rincón del planeta intérpretes para acercar la música a las personas con necesidades auditivas. Un arte de plasmar el doble juego de las palabras en signos, que el público agradece ante las escasas oportunidades que tienen para vivir este tipo de eventos.
"Al final del concierto te agradecen que hayas hecho de puente comunicativo. Siempre se ha dicho que se tire de subtítulos para todo y eso no es así. Si tu lengua es la de signos, el subtítulo no te sirve. El concierto no deja de ser cultura y quieren vivir algo que hasta ahora ha estado vetado".
Una opción que va más allá de entender estrofas y permite percibir sentimientos a la vez que melodías. "Las personas sordas también van a conciertos para disfrutar de la música. Hay diferentes grados de sordera. Están, por ejemplo, los sordos profundos e hipoacusias, que no pueden diferenciar las palabras, pero sí escuchar una melodía o los bajos".
"Esas personas escuchan la música y disfrutan igual. Quizás no escuchaban la letra, pero pueden llegar a escuchar la voz. Pero el hecho de que pongan un intérprete hacen que no vengan solo estas personas, también otras que tenían una sordera profunda y no podían disfrutar de la música de otra manera".
Una lengua que ya por costumbre aparecen en el escenario de la mano de Chris Martin, quien interpreta el tema Something just like this mediante las manos mientras luce una colorida máscara de extraterrestre. Una acción del cantante, que desde hace ya más de diez años batalla con un problema auditivo tras diagnosticarle Tinnitus, una patología que provoca zumbidos, sonidos o palpitaciones en los oídos.
Su pareja Dakota Johnson le animó a tener en cuenta al público con problemas de audición y le hizo probar uno de estos chalecos que permiten a los usuarios sentir físicamente el impacto y las vibraciones de los sonidos. En el caso de enCantados, la asociación cuenta en sus conciertos con globos hinchables, que regalan entre el público para sentir las vibraciones de la música desde el cuerpo. Una pasión por la música que se transmite tanto por la voz como por el cuerpo.