Bajo la canícula de julio, numerosas familias colocaban la leña en los cobertizos de su casa del Pirineo. La previsión ha sido la tónica este verano. La subida del precio de los carburantes y la electricidad por la guerra de Ucrania ha adelantado la compra de leña. Temen quedarse sin calefacción en zonas donde los temperaturas alcanzan los 10ºC negativos la mayoría de las noches.
Los vendedores de leña coinciden en el aumento de la demanda: "Los clientes han comprado la leña que gastan en un año en un único pedido y dos meses antes", explica a NIUS Eric Ribas, propietario de la empresa ForestCat, en Ribes de Freser (Girona), que obtiene la leña de los bosques de la comarca. "Como dicen que no habrá leña para todo el invierno, la gente compra la cantidad de todo un año", reflexiona.
El frío ya empieza a notarse en las noches de la alta montaña, donde varios excursionistas han sido rescatados por hipotermia, pero todavía es pronto para encender la estufa, que normalmente se pone a finales de septiembre y se apaga bien entrado el mes de abril.
"Una familia que viva aquí todo el año gasta unas 5 toneladas de leña", explica Eric, que cuenta que "la mayoría de clientes combinan la leña con el gas o el gasoil, que son más cómodos", cuenta. También prevé subir precios: "Ahora vendo la tonelada a 170 euros pero no descarto que lo tengamos que subir, aquí los precios se han disparado menos pero todo nos está subiendo", lamenta.
Las estufas de leña y biomasa ahora se venden bajo pedido y tienen un plazo de espera de entre tres y cuatro meses. "La gente tiene miedo y vienen a comprar estufas", explica Desiree, comerciante en la empresa de estufas Picfoc de Ripoll. "Siempre hemos tenido mucho trabajo pero ahora los clientes deben esperar más porque no tenemos ninguna en el almacén", añade. Cuenta que tras la crisis de materias primas y la subida del precio del hierro las empresas pasaron a fabricar bajo encargo: "Lo hacen todas y mira que trabajamos con 25 proveedores", explica.
Cuenta esta comercial que la leña en alta montaña es una alternativa económica a la subida de precios: "Aquí la calefacción está en marcha todo el día. Si usas solo gas, pagas más de 400 euros al mes. Con este precio tienes más de dos toneladas de leña".
Los comerciales no recomiendan este invierno las estufas de pellet porque no hay combustible: "Tenemos rotura de stock hasta diciembre", cuenta Manu Blanco, propietario de la empresa Agrade Biomasa de Sant Celoni. Hace años que se vende como la alternativa limpia y cómoda a la leña y ahora muchos propietarios que invirtieron en estas estufas no pueden encenderlas.
"Estoy parado desde principios de julio que nos quedamos sin pellet", explica Manu. Además, los precios se han duplicado: "En marzo de este año el saco de 15 kilos costaba 4,70 euros y ahora está a 9 euros", explica. Los principales exportadores de pellet - Rusia, Bielorrusia y Ucrania - dejaron de servir la pasada primavera: "Los países centroeuropeos compraron los pellet a España y Portugal y en verano, cuando nos despertamos, no había madera para producir pellet por los incendios y el calor", reflexiona el comerciante.
"Los clientes están enfadados. Se compraron una estufa limpia y alternativa y ahora no se van a poder calentar con ella, y encima los precios se han duplicado", cuenta. La empresa tiene lista de espera de pellet hasta la segunda semana de diciembre.
Eric, propietario de Forestcat, cree que sí que hay madera en los bosques pero que faltan manos para obtenerla. Su empresa realiza trabajos forestales para obtener la leña que vende después: "La gente no quiere trabajar en este sector. Podríamos suministrar más leña pero no encontramos trabajadores", explica. "Es un trabajo duro y ahora la gente prefiere planificar sobre los bosques en lugar de trabajar en ellos", reflexiona.