Había estado dando un paseo con su perrita Lily por una playa de Marbella. Una hora más tarde, el animal comenzó a realizar movimientos raros, parecía que no podía mantenerse en pie. La llevaron al veterinario y le dieron el diagnóstico: está intoxicada por hachís. Borja Hoz, es el profesional que la atendió en Marbella. Él mismo, este miércoles, se ha encontrado en otra playa diferente a la que paseaba su cliente, tres placas de la droga que cualquiera podría confundir a simple vista con piedras.
El veterinario alerta de la presencia de hachís por la costa malagueña. “Cada vez que hay un temporal como el de estos días, crecen las urgencias con perros intoxicados”. Consecuencias de algún naufragio, quizá, pero lo cierto es que ingerir esta sustancia es muy peligrosa para los animales. Los signos clínicos típicos son: debilidad, ataxia (pronunciada en la parte posterior del cuerpo), somnolencia, pupilas dilatadas o incontinencia urinaria.
Además “pueden producir cambios de comportamiento”, asegura Borja Hoz, como por ejemplo en el caso de Lily que trataba de escaparse cuando no lo había hecho antes. En otros casos, el veterinario ha visto perros con vómitos, salivación pronunciada, debilidad muscular e incluso temblores.
Detectar a tiempo que ha podido ingerir esta droga es muy importante para que la situación no se complique demasiado. “Esta es una urgencia común porque se da con el consumo doméstico”, explica Borja. La gran diferencia es la cantidad que consume el animal en las playas: “estas placas son más grandes que un paquete de tabaco, pueden llegar hasta a convulsionar”, relata.
Los expertos calculan que para que esta droga sea mortal tendrían que ingerir 3 gramos por cada kilo que pesa el animal. “El peligro aumenta considerablemente cuando se intoxican en las playas porque es mucha cantidad y, sobre todo, es un gran peligro para los animales de raza toy”.
La hospitalización es fundamental tras la intoxicación. “Hay que hacerles un seguimiento y con mucha probabilidad a las 24 - 48 horas estará bastante recuperado”, asegura Borja Hoz, aunque otros signos menores, como la dilatación de las pupilas, tardará unos cinco días en desaparecer.
“El bozal evita estas urgencias”, aconseja el veterinario. Uno con rejillas en los que el animal no pueda sacar la lengua. Al mismo tiempo, asegura que concienciar a la gente de que si creen que sus animales lo han podido ingerir “no provocar el vómito en casa”, sino acudir al veterinario porque los remedios caseros pueden acabar mucho peor.