El legado de Óliver, el bebé que nació sin vida y llena de 'cunas de abrazos' los hospitales

  • Las 'cunas de abrazos' permiten a los padres despedirse de los bebés nacidos sin vida

  • Óliver nació sin vida en el Hospital de Puerto Real hace dos años

  • Sus padres, Natalie y Manuel, recaudan dinero para instalar este tipo de cunas

"No encuentro latido", le dijeron. Y con solo tres palabras derrumbaron las ilusiones de Natalie en noviembre de 2020. Ya había tenido dos pérdidas antes, pero esta vez tendría que dar a luz a su bebé sin vida. Se llamaba Óliver.

Así empieza una lucha, la de Natalie Claytor y su marido, Manuel Moreno, que tuvo su primera batalla en el Hospital de Puerto Real. "Yo no lo voy a coger", le dijo Manuel antes del parto. No entendía entonces lo que comprendió minutos después. "Es tu hijo, tienes que despedirte de él". Y lo hizo. Hoy da gracias de haberle dicho adiós.

En el hospital hicieron todo lo posible por ayudarles en el duelo. Les entregaron el gorrito, la pulsera y la huella de Óliver impresa en un papel, lo único que no le dieron fue tiempo para despedirse.

Con la herida abierta se fueron a casa. Guardaron los recuerdos de Óliver en una caja y tardaron un año en volver a abrirla. "Me costó mucho", reconoce Natalie. Pero su dolor encontró un camino y lo hizo a través de Netflix.

"Viendo la serie New Amsterdam había un capítulo de una mujer que iba a perder a su bebé", recuerda Natalie. "Quita eso", le dijo Manuel. Pero lo vieron como el que se enfrenta a sus miedos y en ello encontraron una cura.

En el episodio la mujer perdió el bebé y en el hospital le ofrecieron una "cuna de abrazos" para que pudieran despedirse de él sin prisas. "Se trata de una máquina a la que se le acopla una cuna", explica Natalie, "una máquina muy chiquitita con un ventilador que a través de unos tubos va pasando aire frío que evita los cambios que provoca la muerte, como el cambio de color de la piel".

De esta forma tan fría, una pequeña máquina de aire ayuda a algo tan humano como poder despedirse de un bebé que ha nacido muerto, pero que mantuvo vivas las ilusiones de toda una familia durante meses. La máquina regala tiempo para poder pasar el duelo.

Enseguida, Natalie y Manuel investigaron. La máquina se fabricaba en Inglaterra y los hospitales españoles apenas disponían de ella. Así que decidieron recaudar dinero para que el hospital donde nació sin vida su hijo contara con una de estas cunas.

El legado de Óliver

Cada cuna cuesta tres mil euros y para conseguirlos hicieron sorteos de cestas de chucherías o de entradas del Cádiz y donaciones. Y justo cuando llegaron a la cifra una llamada de teléfono de una empresa les dio otros 3.000 euros, así que de golpe compraron dos cunas y las entregaron a dos hospitales: al de Puerto Real y al de Jerez.

Las cunas no vienen solas, para pasar el duelo los hospitales necesitan una sala de despedida. "Con luz natural, un sofá y una mariposa en la puerta", explica Natalie. El Hospital de Puerto Real la ha creado, el del Jerez ya la tenía hecha.

Hace poco han conseguido otros tres mil euros y la historia se ha repetido. Una empresa de Chiclana le ha dado otros tres mil euros, así que acaban de comprar dos nuevas cunas que viajarán hasta el Hospital de Cádiz y el de Algeciras.

"Yo no me rindo", dice Natalie, que sigue recaudando dinero para poder instalar "cunas de abrazos" allí donde no las haya, "aunque ojalá nunca se usen". Ese ojalá se acabó esta semana con una llamada. Era el Hospital de Puerto Real. La primera cuna de los abrazos que instaló, la que estaba en el mismo hospital donde Óliver nació, allí donde empezó todo... se había estrenado. "La familia era reticente a usarla", le han dicho a Natalie desde el hospital, pero al final lo hicieron. Y hasta los abuelos del pequeño pudieron despedirse de él. "Dicen que la familia está muy agradecida".

"Nadie está preparado para algo así", dice Natalie. Ella tampoco lo estaba, pero aprendió y ahora con su marido saca fuerzas para ayudar a aquellos que tengan que enfrentarse a su misma situación.

Temas