La guerra de los cien años de Lijar, el pueblo de Almería que retó a Francia por una ofensa a Alfonso XII

  • Se cumplen 38 años de la guerra sin batallas y en la que no se derramó ni una sola gota de sangre

  • Un incidente con el rey Alfonso XII en París provocó el levantamiento del pueblo de Líjar en 1883

  • El tratado de paz se firmó en una hoja de libreta por el cónsul de Francia en Málaga

390 habitantes guardan en Líjar un secreto de la Historia, la de uno de los pueblos más pequeños de Almería declarándole la guerra a toda Francia. Ocurrió un mes de octubre, pero de 1883. 100 años duró esta guerra sin armas ni combates, 100 años enfrentados por una cuestión de orgullo.

Todo empezó varias semanas antes. Alfonso XII había viajado a La Coruña para inaugurar una línea de ferrocarril. Desde Galicia, el monarca decidió viajar a Múnich para realizar una extensa visita por Alemania. Allí presidió desfiles y maniobras y hasta llegó a aceptar una distinción militar.

Aquello no sentó nada bien a los franceses, dolidos aún por la derrota sufrida en 1879 contra las tropas de Bismarck. Por si esto fuera poco, Alfonso XII decidió hacer una parada en Francia de regreso a España. Y así, el 29 de septiembre de 1883 fue recibido con frialdad por el presidente francés Jules Grévy mientras un inmenso gentío le instigaba al grito de “viva la República”.

Como una cadena de orgullo herido, el siguiente episodio se vivió a 1.800 kilómetros de allí. En el pequeño pueblo de Líjar, en la Sierra de los Filabres, no sentó nada bien la ofensa al monarca y su alcalde, Miguel García Sáez, no dudo en escribir toda una declaración de guerra al estado francés.

“Que el más insignificante Pueblo de la Sierra de los Filabres, debe de protestar en contra de semejante atentado”, amenazaba el acalde a los franceses, “y hacer presente, recordar y publicar, que solamente una mujer vieja y achacosa, pero hija de España, degolló por si sola treinta franceses que se albergaron, cuando la invasión del año ocho en su casa”.

No les importó a los vecinos de Líjar estar en desventaja numérica ya que, según relata la declaración de guerra, computan “por cada diez mil franceses un habitante de esta villa” y como muestra de valor la declaración de guerra rescata de la historia española nombres como Sagunto, Lepanto o Bailén.

“El Ayuntamiento tomando en consideración lo expuesto por el Alcalde, acuerda unánimemente declararle Guerra a la Nación Francesa, dirigiendo comunicado en forma debida directamente al Presidente de la República Francesa”, concluye la declaración.

Y después de aquello… nada. Ni batallas, ni combates, ni siquiera más cartas llenas de amenazas. Los cien años de guerra acabaron un lluvioso domingo 30 de octubre de 1983 sin derramar una sola gota de sangre. La herida ya se había curado y era hora de cerrarla. Con la presencia del cónsul francés de Málaga, Charles Santi y la banda de música municipal de Almería, el acalde Diego Sánchez firmó en la hoja de una libreta el tratado de paz más surrealista de la historia.

Durante varios días se celebró lo que vino a llamarse la semana de la paz que concluyó con una placa que aún permanece en Líjar para que todos recuerden qué hasta cien años de guerra pueden acabar en paz: "Siendo Rey de España Juan Carlos I y presidente de la República de Francia François Miterrand se firmó la paz el día 30 de Octubre de 1983, después de 100 años de guerra incruenta".