Numerosas personas piden que un Centro de Protección Animal de Cádiz provincia lleve el nombre de Javier Brenes Martín. Un hombre que "se entregó al cuidado y paseo de perros", tareas que ya no hará porque ha fallecido repentinamente.

Dado que colaboraba estrechamente con la perrera de la Bahía de Cádiz, ubicada en el término municipal de Chiclana, cientos de usuarios han firmado una solicitud publicada en Change.org. Quieren que estas instalaciones lo recuerden para siempre.

"Su reciente muerte ha dejado un gran vacío, especialmente entre quienes lo conocíamos y valorábamos su labor", lamenta quien lanzó la petición el miércoles 19 de marzo. En pocos días, ha alcanzado los mil apoyos, el objetivo que buscaba.

En el escrito hecho público asegura que Javier "fue una persona muy querida en Cádiz, conocido por su dedicación y amor por los animales". De hecho, estuvo "casi diez años" invirtiendo su tiempo con ellos.

La imagen que acompaña al comunicado en la plataforma muestra un ejemplo de lo feliz que era. Aparece muy sonriente, junto a seis perros de distintas razas y tamaños, a los que paseaba por la capital gaditana.

Aseguran que se convirtió "en una figura reconocida en la ciudad". Pues los vecinos y turistas lo solían ver a menudo recorriendo las calles, mientras sujetaba a varios canes con sus correspondientes correas.

Javier tenía 43 años y su fallecimiento reciente les ha llevado a tomar la iniciativa de que el Centro de Protección Animal honre "su memoria y compromiso con el bienestar animal". Para que su recuerdo permanezca, solicitan a la Mancomunidad de Municipios de la Bahía de Cádiz que renombre el centro.

Allá por 2015, el joven que se había graduado en Administración y Dirección de Empresas e incluso había tratado de conseguir una plaza como funcionario público, optó por darle un giro a su vida profesional.

Convirtió "su pasión en un trabajo", como ha recordado ahora María, una de las firmantes en Change.org. Según comentó Javier en una entrevista con Diario de Cádiz, "se inventó" un puesto laboral como cuidador y paseador de perros.

Tras sus dificultades para encontrar un empleo, pensó "en buscar algo relacionado con los animales", ya que era su hobby. En vez de ir al gimnasio, para hacer ejercicio en sus descansos de las oposiciones, salía a correr con el can de un amigo suyo.

Después de esa etapa de estudio en la que no logró su objetivo, se hizo autónomo y empezó a ofrecer servicios de cuidado de mascotas por Cádiz capital. Pronto comenzaron a ponerse en contacto con él numerosos clientes.

Así fue como inició su aventura para llegar a ser conocido y querido en la Tacita de Plata, siempre feliz acompañado de sus amigos peludos. Esos que le echarán de menos, igual que la gente que le tenía tanto cariño a Javier. "Era una gran persona", apuntan.

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