Escapar de la rutina diaria, de las obligaciones o del frío... A cualquiera le gustaría eludir responsabilidades durante unos días, y si se puede hacer en las cálidas playas gaditanas, mejor aún. Es lo que habrá pensado un ejemplar hembra de foca gris que desde hace unos días se pasea a sus anchas por aguas de Conil de la Frontera: "Su presencia aquí indica que la calidad de nuestras aguas es óptima, ya que estos animales no permanecen en lugares donde las aguas estén contaminadas o con polución. Está muy a gusto aquí", dice José Ramón rosado concejal de Playas y Medio Ambiente de la localidad.

El animal apareció el pasado domingo en las inmediaciones del puerto pesquero, causando una gran expectación entre los pescadores de la zona. Rápidamente se siguieron los protocolos recomendados para un hallazgo así: "Avisamos al 112 y se desplazaron hasta el lugar tanto Policía Local, Protección Civil y agentes de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía", dice el edil.

Los expertos de Medio Ambiente han llegado a la conclusión de que se trataría de la misma foca que a principios de años apareció en una playa de Isla Cristina, y aunque en un principio hubo confusión entre si se trataba de una foca gris o una monje, parece que todo ha quedado claro gracias a los conocimientos de Ecologistas en Acción.

Según la asociación ecologista se trata de una foca gris (halichoerus grypus) procedente del Atlántico Norte. Estos animales, dentro de su comportamiento habitual, prefieren las aguas frías y suelen visitar tierra para termorregularse. No es raro que algún ejemplar llegue a las costas de la península, aunque sí llamativo.

Lo más importante ante este hallazgo es el mensaje que repiten desde todos los organismos: deben ser respetadas por la ciudadanía. "Hay que guardar distancia, no acercarse, no mantener contacto con el animal y mucho menos darle de comer porque eso le podría inducir a pensar que hay comida fácil y haría más difícil que se fuera del lugar por sus propios medios", aseguran desde el Ayuntamiento.

Su hallazgo supone unos claros bioindicadores de la salud de las aguas de la costa gaditana, al igual que aumenta los datos científicos sobre la biodiversidad marina en el lugar. Por eso los ecologistas esperan que pueda quedarse todo el tiempo que crea necesario sin que se sienta presionada a huir.

La expectación creada alrededor de este ejemplar ha sido tal que el Ayuntamiento se ha visto obligado a cerrar las instalaciones del puerto pesquero, para evitar que más curiosos se acerquen a verla, pudiendo de esa forma alterar su tranquilidad.

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