Mariu, psicóloga de Sevilla, voluntaria en Valencia tras la DANA: "Continúan atrapados por el miedo, la incertidumbre y el dolor"
Mariu, psicóloga sevillana voluntaria en Valencia: "Los afectados están en modo de supervivencia"
El apoyo psicológico debe centrarse en “evitar que el dolor se convierta en crónico”
Un mes sobreviviendo a la DANA: las historias de cuatro valencianos cuyas vidas cambiaron para siempre
Semanas atrás ya avisaban de que los psicólogos iban a "hacer mucha falta" en las zonas afectadas por la DANA en Valencia. Porque las secuelas de la catástrofe son similares a las de una guerra. María Eugenia del Castillo es psicóloga sanitaria en Sevilla y viajó junto a otros compañeros de profesión para prestar su ayuda como voluntaria.
Estuvieron varios días en Paiporta, Sedaví, Catarroja y la frontera con Masanasa. “Sentí impotencia ante el sufrimiento de tanta gente y una necesidad muy profunda de ir a aportar algo, aunque fuera pequeño”, reconoce la joven a Informativos Telecinco.
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Cuando se cumple un mes de la riada, muchos damnificados siguen tratando de reconstruir sus vidas. Entre una mezcla de agradecimiento al pueblo español e indignación hacia los gobernantes, pues permanece su denuncia del abandono de las autoridades. “Continúan atrapados. No sólo por el lodo, sino también por el miedo, la incertidumbre y el dolor”, describe la sevillana.
Nos explica que primero trataron de informarse sobre quienes necesitaban más atención psicológica: “Nuestro objetivo consistía en escuchar, validar el dolor, servir de apoyo y ofrecer nuestras manos para trabajar, tanto a nivel físico como mental”.
Bien pasando casa por casa o bien estando en los centros de distribución de alimentos, preguntaban a los afectados cómo se encontraban de ánimo y si necesitaban algo de ellos. “Si querían charlar, manteníamos una conversación de unos 20 o 30 minutos con cada uno”, detalla Mariu.
"Están en un modo de supervivencia"
“Me impactó mucho el caso de Vicente, un vecino de Paiporta. Al principio se mostró distante, pero con una pregunta muy sincera, comenzó a abrir esa coraza que había construido para protegerse emocionalmente”.
Por otro lado, Mariu recuerda la experiencia que le contó una chica que estuvo más de 10 horas agarrada a un quitamiedos en la carretera durante la inundación en Alfafar. Sostuvo a personas mayores para que no fueran arrastradas por el agua. “Su voz temblaba del miedo, pero mostraba una fortaleza impresionante por el compromiso de salvar a otros”, analiza.
“Actualmente, están en un modo de supervivencia o protección. Ocupándose de tareas como limpiar, recuperar enseres o ayudar a los más vulnerables, evitan enfrentarse de golpe a la magnitud del sufrimiento”, nos explica.
“Después de más de 20 días de labores en el fango, muchos nos admitían que no sentían apenas cansancio, sino una fuerza que les mantenía en pie. Esta es una respuesta psicológica al trauma, donde el cuerpo y la mente priorizan las acciones necesarias para sobrevivir antes de enfrentarse al impacto emocional”.
Pero, cuando toda esa actividad disminuya, sus emociones más profundas emergerán con muchísima intensidad”, nos explica. Ese será un momento “crítico” y el apoyo psicológico debe centrarse en “evitar que el dolor se convierta en crónico”. Tristeza, ansiedad, miedo desgarrador e incluso trastorno del estrés postraumático son los principales síntomas que pueden aparecer en estas personas.
Atención psicológica "accesible y gratuita"
“El acompañamiento psicológico es crucial para ayudarles a vivir su realidad de la forma más adaptativa posible. Igualmente es importante crear entornos de seguridad y confianza, donde puedan expresar sus sentimientos con libertad, siendo escuchados sin juzgarles”, considera Mariu.
También ve clave el apoyo social, desde “la humanidad y la empatía”. Recalca que los comentarios como “esto pasará”, ”otros están peor” o “al menos, tú no has perdido a nadie” no son adecuados. Ya que, a pesar de decirse con buena intención, “pueden invalidar muchísimo los sentimientos de la persona”.
“Por ejemplo, hay personas que sienten una culpa desmesurada por las decisiones que tomaron el día de la riada. Estas emociones deben ser tratadas con especial cuidado y delicadeza, respetando los ritmos individuales de recomposición”, justifica.
La sevillana cree que “España debe garantizar recursos accesibles y gratuitos de atención psicológica a los damnificados”. Además de llevar un seguimiento de los casos para que puedan recuperarse y volver a la normalidad poco a poco. “El camino será largo”, concluye.
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