La citación de las partes para la celebración del juicio estaba clara. Miércoles 23 de octubre en la Ciudad de la Justicia de Málaga. El asunto a enjuiciar era una estafa en la que la acusada había actuado de "mula bancaria" que mediante mensajes de los de "entra en este enlace" consiguió hacerse con casi 600 euros de la denunciante.
Hasta ahí, el contexto de una historia que el propio abogado defensor, Damián Vázquez, ha calificado de "surrealista". Y es que la acusada es una señora de Puerto Real, en Cádiz, y allí se encontraba durante la celebración del juicio. Los funcionarios pertinentes habían facilitado a la señora los enlaces necesarios para que se descargara la aplicación con la que se tenía que conectar telemáticamente, pero no lo consiguió.
Era un juicio de conformidad, una cosa rápida que había llenado la sala de estudiantes de Derecho que "estaban alucinados", dice el abogado. Después de varios intentos de entrar en contacto con la acusada, la jueza desistió. Pero a su abogado se le ocurrió una última opción: "Hay que hacer lo que sea", y lo hizo.
Cogió su teléfono móvil personal y llamó a su clienta por videollamada de WhatsApp. "Si hablaba la jueza la enfocaba a ella, si lo hacía el fiscal, movía el teléfono, y así toda la sesión", recuerda Damián Vázquez que reconoce que, una vez concluído, "nos echamos unas risas, porque no es lo habitual".
El caso es que el juicio se celebró, se consiguió llegar al acuerdo buscado (seis meses de prisión para la acusada) y los alumnos de Derecho asistieron a una clase de cómo agotar todos los recursos y no rendirse ante la adversidades.
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