Después del caso que publicamos ayer del rechazo de una indemnización, hoy hemos conocido otra muy curiosa. La de un paciente de Granada que reclamó al Servicio Andaluz de Salud (SAS) porque no consiguió que la longitud de su pene llegase a los 17,5 centímetros.
El hombre sufría disfunción eréctil y decidió someterse a una intervención quirúrgica que suponía implantarle una prótesis hinchable. Suele optarse por esta alternativa cuando el tratamiento farmacológico no funciona contra ese problema.
Por tanto, lo que busca es "conseguir erección" y no que la persona obtenga un tamaño mayor del que tenía antes en su miembro viril. Así de claro lo dejaba especificado el informe que elaboró el Jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario San Cecilio.
"En él puede leerse que el paciente fue debidamente informado sobre el tipo de implante, su mecanismo y funcionamiento, sin que se le indicase la longitud del pene porque se mide en quirófano para saber los cilindros a colocar en el cuerpo cavernoso", recoge el dictamen del Consejo Consultivo de Andalucía.
Emitido hace justo un mes, Informativos Telecinco ha tenido acceso a ese escrito. Respondía a la petición de 165.000 euros por responsabilidad patrimonial tras la asistencia sanitaria recibida. El varón alegaba mala praxis y que la cirugía había sido deficiente.
Se sometió a la primera operación en diciembre de 2016, aunque su disfunción no la entendió como resuelta hasta febrero del 2020. Cuando le retiraron la anterior prótesis para colocarle una nueva. Más tarde, en marzo del 2021, reclamó al SAS.
Expuso que el dispositivo implantado no había funcionado bien. Ante esta circunstancia, el informe de Urología explicó lo que había ocurrido. Después de una resonancia magnética, comprobaron "su perfecto funcionamiento, sin fugas". Todas sus piezas estaban bien ubicadas.
Por lo que la anosgarmia y alteración de la eyaculación no tenían nada que ver con esa prótesis. Ambos problemas eran consecuencia de los medicamentos que el paciente tomaba para otras patologías.
Según el mismo informe médico, la razón real de sustituir el implante era que no estaba conforme con el tamaño del pene tras la erección. Así como su falta de adaptación a su manejo, debido a su alta sensibilidad escrotal.
Por ese motivo, el hombre decidió que se le cambiase por otro que "no necesitara activación ni manipulación, lo que él no toleraba". Se le reiteró que ello no iba a implicar que su miembro viril pasase a ser más largo.
El escrito de Urología detalla que "la longitud que el paciente puede observar no difiere a la que previamente tenía". Y que en consulta se le explicó incluso "mostrándole láminas" que gran parte de los 17,5 centímetros de la prótesis "quedan ocultos en el periné".
Con todo esto, el Consejo Consultivo de Andalucía concluye que la actuación médica desarrollada fue "correcta en tiempo y forma". Desestimando la indemnización que el granadino solicitaba.
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