Vivir a 50 metros de una autovía: la escandalosa pesadilla de unos vecinos de Málaga

Hace 16 años que la autovía A-357 y los vecinos de Cártama, Málaga, conviven en un espacio demasiado pequeño. Sobre todo quienes viven en la Urbanización El Limonar, porque tienen el asfalto a menos de 50 metros de sus ventanas.

La A-357 es una autovía que une el municipio malagueño de Campillos con Málaga. Tiene una longitud de unos 70 kilómetros y es la vía que vertebra todo el Valle del Guadalhorce. Conecta con la Costa del Sol y el Área Metropolitana de la capital y es la única forma de acceder por carretera a municipios como Cártama, Álora o Pizarra.

"Cuando la construyeron en 2008 no soportaba ni la mitad de tráfico que tiene ahora", dice José Antonio Lepe, vecino de la urbanización más afectada por las molestias del asfalto. En los últimos años el éxodo de la capital a los pueblos de los alrededores ha sido masivo, "la gente se compra casas de 160 metros cuadrados aquí por un precio que en Málaga pagarías por un piso pequeño", justifica.

Casi 500 vecinos viven en tres urbanizaciones cercanas a la carretera. Todos sufren el mismo problema: no consiguen descansar. "Lo peor viene a partir de las 5:30 de la mañana, cuando se mezclan camiones con los primeros vehículos que se dirigen a los trabajos en Málaga", dice José Antonio.

Pero hay más, es el único acceso que da paso a uno de los grandes puntos turísticos de la provincia, El Caminito del Rey, que cada año recibe a más de 300.000 visitantes. Y por si esto fuera poco hace un año inauguraron, a muy pocos metros, el nuevo Hospital Comarcal de Málaga, así que al ruido habitual del tráfico ahora tienen que sumarle el de las ambulancias.

Alicia Luque, vecina, no puede soportarlo más. La ventana de su hija de 18 años da a la carretera: "es insoportable, de día soportamos 71 decibelios, por la tarde 69,5 y por la noche 66,8", lamenta. Por eso se han unido y han puesto en marcha varias acciones de protesta. Han creado un perfil en la red social X para hacer pública su situación, han recogida firmas y han salido a la calle con pancartas para que todo el que pase pueda verlos.

Básicamente lo que piden es que se instalen paneles de insonorización y de esta forma la carretera les deje dormir. Hasta el momento han conseguido una citación con la delegada de Fomento de la Junta de Andalucía el próximo 8 de octubre. Ahí esperan ser escuchados, sin ruido de por medio.

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