Los animales estuvieron presentes en 35.661 accidentes que se produjeron en las vías interurbanas de España, según datos de la Dirección General de Tráfico del 2022 (último año contabilizado). Por este motivo, son muchos los afectados y la asociaciones que piden incrementar la vigilancia y los cuidados para evitar que animales de ningún tipo anden sueltos.

Es la provincia de Huelva una gran afectada por esta problemática, dado el alto número de fincas con caballos y mulos, entre otros, que hay repartidas por toda la comarca.

Este fue precisamente el motivo que acabó con la vida de una joven de 25 años el pasado mes de abril, en la provincia onubense, cuando el vehículo en el que viajaban ella y su madre colisionaba con dos mulos. Justo hoy está llamada a declarar la madre de la víctima, un día antes de que lo haga el presunto dueño de los animales. Se da además la circunstancia de que hace escasos días, el padre de la joven iniciara una campaña en redes para denunciar que seguía encontrando animales sueltos en las carreteras.

Desde el año 2020 la asociación 'El Burrito Feliz' patrulla sin descanso por las carreteras onubenses intentando evitar este tipo de desgracias. Cada día, Luis Bejarano, presidente de la asociación, se pone a disposición de ayuntamientos y de los cuerpos y fuerzas de seguridad para acudir al rescate de estos animales.

De forma totalmente altruista, esta asociación ubicada en las inmediaciones del Parque Nacional de Doñana y que se dedica al cuidado de burros, está comprometida en la lucha para acabar con esta problemática.

Sin ir más lejos, el mes pasado recibieron una llamada de la Policía Local de Gibraleón (Huelva). Los agentes le avisaban de la presencia de un poni, con una cuerda atada al cuello, deambulando libremente por una carretera que, en ese momento, estaba repleta de vehículos que regresaban de las playas de la zona.

De inmediato se pusieron en marcha con su vehículo y remolque de rescate. En menos de una hora el poni, que no contaba con el microchip de identificación obligatorio, viajaba con Cristina Mariño, voluntaria, al volante de su vehículo, sano y salvo (al igual que el resto de conductores)

Días más tarde, la llamada la recibieron desde el Ayuntamiento de Huelva: un burro estaba suelto y abandonado por las calles de la ciudad. De igual forma las voluntarias acudieron a la zona indicada para trasladar al animal a sus instalaciones, donde ahora convive con otros tantos de su especie.

Según los miembros de esta asociación, este es el día a día que viven desde hace más de cuatro años, en los que trabajan sin descanso para intentar evitar accidentes, que a veces, desgraciadamente, acaban ocurriendo

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