La familia de María Teresa Fernández, la joven que desapareció hace 24 años este pasado domingo, 18 de agosto, en una céntrica calle de Motril cuando se dirigía a encontrarse con un grupo de amigos, ha pedido en el aniversario más medios para su búsqueda y para la de los desaparecidos en los que, como en este caso, no hay indicios claros de lo que pudo ocurrir.
En declaraciones a Europa Press, el padre de María Teresa, Antonio Fernández, ha requerido también la colaboración de todo aquel que haya podido saber algo sobre el caso para que pueda abrirse alguna nueva línea de investigación que a la familia le permita seguir "adelante", reconociendo que la búsqueda de nuevas pistas sobre el paradero de Ángeles Zurera, mujer que desapareció en Aguilar de la Frontera (Córdoba) el 2 de marzo de 2018, es una "ventana" para la esperanza para "todos los desaparecidos".
Se trata de que "no desaparezca su nombre, su rastro y su investigación", ha añadido Fernández, que se congratulaba por el entorno de Zurera al hilo de que la Guardia Civil activara el pasado viernes una nueva búsqueda de pistas en un terreno agrícola de la Campiña Sur cordobesa, entre las localidades de Monturque y Cabra, sobre su paradero.
Este pasado domingo Fernández participaba con su familia en una ofrenda floral en el monolito en recuerdo de los desaparecidos en el Parque de los Pueblos de América, y posteriormente recibía la llamada de la alcaldesa de Motril, Luisa García Chamorro, que pudo charlar con María Teresa Martín, la madre.
Los problemas de salud también empiezan a quitarles energía y cada año les cuesta más organizar un acto, aunque sea simbólico. "Estamos tan mal" que "no hemos podido hacer otra cosa más", ha asegurado el padre de María Teresa, que, en cualquier caso, no pierde con su familia el contacto con la Policía Nacional, que en los últimos años no ha tenido novedades sustantivas sobre el caso, que se volvió a reconstruir "desde el principio" con colaboración de un equipo especializado policial venido de Madrid.
María Teresa Fernández desapareció el 18 de agosto de 2000, cuando tenía 18 años, en la Avenida de Andalucía de Motril, en pleno centro de la ciudad, desde donde iba a encontrarse con unos amigos para posteriormente trasladarse hasta el recinto ferial, ubicado a unos dos kilómetros de allí.
Desde un primer momento, los padres descartaron la posibilidad de que María Teresa se escapara de casa porque no encuentran razones para ello. A parte de pistas que finalmente no llevaron a nada, apenas se sabe que la joven mandó un mensaje corto al móvil de su novio que decía: "puede que tarde pero voy, espérame".
Cuando se cumplieron 15 años de la desaparición, los padres de María Teresa Fernández solicitaron al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Motril los trámites para declararla como fallecida por cuestiones administrativas, al objeto también de "evitar futuros problemas con la herencia" a las otras dos hijas del matrimonio, según informaron en su día.
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