"Dios en el cielo y en la tierra San Modesto": así despide el pueblo de Encinasola, en Huelva, a su médico

Casi todo el pueblo había quedado a las siete y media de la mañana en el centro de salud de Encinasola, una pequeña localidad de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, en Huelva. La idea era sorprender a Modesto, su médico de cabecera, en el último día en su puesto de trabajo antes de jubilarse.

Al llegar, un fuerte aplauso rompió el silencio de la mañana. Era el momento de decirle adiós al hombre que durante las últimas tres décadas se había encargado de la salud de los cerca de 1.300 habitantes de este pueblo. "Era todo... médico, psicólogo, amigo", explica Alba, vecina de la localidad: "Te comprendía siempre y nunca estaba cansado ni se quejaba".

No hay vecino que no tenga palabras amables para Modesto. "Él ha sido, además de un gran profesional, una gran persona que se ha sabido ganar a la gente por su forma de tratarla", dice Tere. Lo era, sobre todo, con las personas mayores a las que visitaba en su propia casa. "Entraba y parece que se curaban solo viéndolo".

'San Modesto', el médico al que todos alaban en Encinasola

La leyenda de Modesto va más allá de Huelva. Encinasola está a menos de 10 kilómetros de la frontera de Portugal y allí hay un pueblo, Barrancos, que también está organizándose para decirle adiós. "Allí no tienen médico 24 horas al día y vienen al pueblo cuando lo necesitan", explica Alba a Informativos Telecinco.

En el pueblo eran habituales las visitas de portugueses, sobre todo por las tardes, cuando hacían cola en la puerta del centro de salud esperando a Modesto, al que han llegado a beatificar en un dicho: "Dios en el cielo y en la tierra San Modesto". Ahora en Barrancos, también se preparan para despedirle.

De momento en el pueblo le han organizado una comida multitudinaria que se celebrará el próximo 27 de julio y a la que está invitada toda la familia del médico. La iniciativa ha partido de la dirección de la Asociación de Mujeres en colaboración con el resto de asociaciones y hermandades de Encinasola.

"Él es muy humilde y decía que no quería nada", nos cuenta Tere, pero es imposible pagarle con nada al hombre que se preocupó por todos durante casi treinta años en este pueblo de Huelva.

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