Los 81 ratones de Ana María Raich repartidos por las calles de Campillos: "Los niños los buscan a diario"

Érase una vez Adolfo, el hijo del ratoncito Pérez que acompañó a su padre a Campillos para recoger dientes. Allí Adolfo conoció a una ratona que vestía un traje rojo de flamenca... y se enamoró de ella. Los dos se casaron y se quedaron a vivir en este pueblo de Málaga donde hoy sus hijos juegan por las aceras. Colorín colorado este cuento se ha acabado y ahora empieza la leyenda, ¿dónde están los hijos de Adolfo y la flamenca?

Esta es la historia que recorre desde hace semanas las calles de Campillos gracias a Ana María Raich, una pintora colombiana jubilada que decidió regalarle un cuento a su pueblo de acogida. "Se me ocurrió al ver un señor que pintaba animalitos por la calle en tiza", cuenta la pintora, "pensé si yo viera un ratón pintado en la acera me haría sonreír".

Esa era la idea, pero faltaba la historia ¿Por qué iba a haber de repente ratones pintados por el pueblo? Así empezó a escribir el cuento '¿Dónde están los ratones?' y lo llevó hasta el Ayuntamiento de Campillos que se lo editó y le dio autorización para que pintara los animales en espacios públicos del municipio.

Dibujando a escondidas

"El primero que pinté fue en la biblioteca, luego en el colegio y en el ayuntamiento", recuerda Ana María. Lo hacía siempre muy temprano o a la hora de la siesta para que no hubiera nadie en la calle y así nadie le viera nadie, "aunque a veces me pillaban dibujando", confiesa la pintora. Así se fue llenando el pueblo de pequeños ratones repartidos por aceras, paredes o incluso farolas.

"Los niños salen con sus padres a la calle en busca de los ratones a diario", dice Ana María. Los 17 primeros que dibujó aparecen en un mapa que se incluye en el cuento, el resto hay que buscarlos y ahí está el juego al que se han apuntado todos los niños de este pueblo.

La idea inicial era hacer 24 ratones, pero pronto se dio cuenta de que se había quedado corta. "La gente empezó a pedirme que pintara ratones en sitios privados", explica Ana María. Particulares, empresas y asociaciones ya han llamado a su puerta para que les dibuje uno de sus ratones en sus casas o sedes.

"Cada ratón tiene su personalidad", explica la artista, "si me lo pide un jardinero, pues pinto un ratón jardinero". Cuando se lo pidió la Guardia Civil pintó un ratón de uniforme y cuando lo hizo una de las hermandades del pueblo dibujó uno vestido de nazareno. Hay ratones locutores de radio, panaderos, pizzeros o médicos.

En total ya ha pintado 81 ratones por todo Campillos, pero serán muchos más. En casa tiene una lista de espera de más cuarenta dibujos que Ana María irá repartiendo. Y mientras ella pinta, hay todo un pueblo esperando encontrarlos.

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