En la sede de Cruz Roja en Almería hay un papel con una lista donde cada semana se apuntan los usuarios que quieren cortarse el pelo. Personas en riesgo de exclusión social, muchos sin posibilidad de ir al peluquero, que han encontrado en las tijeras de Lucía una terapia para mejorar su día a día.
Esta joven tiene tan solo 19 años y hace poco aún estaba estudiando peluquería en su pueblo de Arboleas, provincia de Almería. "Cuando acabé la ESO no quería hacer bachillerato y en mi pueblo solo había informática, empresa o peluquería". Eligió cortar el pelo porque pensaba que le costaría menos y al final ha acabado encontrando una vocación.
Lucía decidió estudiar el grado medio de peluquería y para ello se trasladó a Almería capital. Aquí hizo las practicas en una peluquería de la ciudad, aquí empezó a trabajar en una heladería y aquí se ofreció a Cruz Roja para cortar el pelo a quien le hiciera falta. Desde entonces una vez por semana acude a su cita para ver quien se ha apuntado en la lista.
"Al empezar estaba muy insegura", dice la joven que aún recuerda sus primeros cortes. "Hubo un chico joven muy simpático que me pidió un degradado en pico y me salió fatal", cuenta Lucía, "pero él se fue contento y hasta volvió otra vez y eso me llenó".
Hay pocos jóvenes entre sus clientes, tampoco hay muchas mujeres, la mayoría de los que se apuntan a este servicio de peluquería son hombres mayores. Lucía les corta el pelo, mientras ellos le van contando sus historias: personas que se quedaron sin hogar, vidas destrozadas por la droga o inmigrantes que vieron su sueño convertirse en pesadilla en cuanto cambiaron de orilla.
Lucía les escucha atentamente y a veces se atreve a aconsejarles. "Les digo que tienen que buscar ayuda, no quedarse quietos e intentar ser felices dentro de lo que cabe porque el que nada no se ahoga", comenta la joven, que también aprende de sus historias. "Ves que lo que le pasa a ellos te puede pasar también a ti".
Cuando termina de cortarles el pelo todos se levantan de la silla con una sonrisa. "Estamos en el siglo de la estética, te tienes que verte bien para estar bien contigo mismo", explica a Informativos Telecinco esta joven que tiene muy claro cuál es su objetivo detrás de las tijeras: "Yo les subo la autoestima a la gente".
Lucía ya lleva un año siendo la peluquera de Cruz Roja en Almería y en ese tiempo ha cortado el pelo a más de 70 personas. "Se muestran muy agradecidos", dice Lucía. Muchos incluso quieren pagarle con lo poco que tienen. "Me dicen que coja un euro por lo menos para un café", pero la joven no quiere nada, se conforma con ver cómo sus tijeras les cambian.
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