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Después de cuarenta años dedicada en cuerpo y alma a su empresa, Bella Elisa puso el freno a su vida... y salió disparada. "Cuando me jubilé iba como un toro de Miura", explica Bella que intentó cumplir con todo lo que no había podido hacer cuando trabajaba. Así empezó a apuntarse a todo tipo de actividades y cursos, entre ellos uno para crear su árbol genealógico.
Este es inicio de la aventura de Bella, una vecina de Tenerife que quería buscar los orígenes de su familia, otra asignatura pendiente de su vida. Sobre su madre no había dudas, pero entorno a la figura de su padre, poco sabía. "No hablaba mucho", recuerda su hija, "tengo pinceladas, pero quiero tener mucho más".
Entre esas pinceladas hay un viaje a Isla Cristina, el pueblo de Huelva donde su padre nació. "Yo tenía 10 ó 12 años, no recuerdo bien", dice su hija, "pero sí me acuerdo de que nos llevó a la playa y nos enseñó a coger coquinas". Tenía claro que sí quería saber más de su padre tenía que volver a viajar hasta aquí.
Hace unas semanas Bella estuvo por fin de nuevo en Isla Cristina y empezó a investigar siguiendo las pautas que le habían dado en el curso de Tenerife. Se presentó en el registro civil, pidió datos, nombres y dirección y luego recorrió las calles por donde su padre supuestamente paseaba hace más de un siglo cuando nació.
Una de esas avenidas era la calle Flores, el segundo apellido de su padre. Allí le dijeron que estaba dedicada a uno de sus antepasados. "No se si era mi abuelo o mi bisabuelo", dice Bella, "pero al parecer fue una persona muy importante en la gestión de los patios de corrales y le dedicaron la calle, creo".
Pincelada a pincelada va creando una nueva imagen de su padre, vendedor, taxista, estanquero... "Hizo un poco de todo", dice Bella, pero su pasado siempre fue para ella toda una incógnita. "Antes de estar con mi madre estuvo casado y de eso no se hablaba en esa época", dice su hija, decidida a acabar su retrato.
Antes de regresar a Tenerife, Bella decidió contactar con una página de Facebook donde comparten información sobre la localidad. En El Mar de Isla Cristina colgó varias fotos de su padre esperando que alguien las viera y le llamara. Lo que no se esperaba es que su mensaje llegara hasta Turquía, donde resulta que vive un familiar de su padre.
"Las fotos llegaron a una mujer que vive en Estambul", dice Bella. Era la hija de un primo segundo de su padre así que enseguida llamó a un hermano en España y le dijo que se pusiera en contacto con Bella. "Resulta que justo ese hermano ahora tenía un viaje del Imserso a Tenerife y hemos quedado mañana".
De momento quedan muchas pinceladas por pintar, pero la primera y más importante Bella ya la tiene, después de una vida entera ha encontrado a las personas que le ayudarán a dibujar la historia de su padre.
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