Él es del Barcelona, ella del Real Madrid, él es acedeciano y ella de Bon Jovi, para él era su octavo concierto de AC/DC y para ella el primero. Les presentamos a Richard y Nines un matrimonio maño que hizo un viaje en tren de 850 kilómetros desde Zaragoza hasta Sevilla para asistir al único lugar donde el grupo actuaba en España.
A sus 60 años, este empleado del acero que trabaja para la construcción, se siente como un crío. La ilusión no se ha pasado con los años y aún recuerda la primera vez que los vio tocar. "Me acuerdo de que los Judas iban de teloneros.".
Varias décadas después, Richard vino con varios vinilos por si alguien del grupo se los podía firmar. "Si lo consigo no me vuelvo a Zaragoza", amenazaba en la cola para entrar al recinto. Pillaron los números 76 y 77 para entrar a pista.
"Ahí abajo es donde se les ve bien", comentaban enfundados en dos camiseta de AC/DC bajo la sombra de un puente. El día que salieron las entradas no hacía tanto calor. Nines se había llevado al trabajo dos móviles y una tablet y dedicó toda la hora de su descanso a hacer lo posible para convertirse en los primeros de España en hacerse con las entradas. "En 10 minutos ya las tenía".
La pasión por AC/DC llevó hasta Sevilla a gente de todo el mundo. "Son diferentes, tienen un sonido único, siempre el mismo, siempre suena igual y no lo han cambiado en su vida", comentaba Richard, "pero es inigualable y yo no quiero oír nada más que ese solo de AC/DC".
Saben que seguramente este haya sido el último concierto de AC/DC en nuestro país. "Han tardado ocho años en volver, como tarden otros ocho a ver cómo van a estar", dice Richard... "Bueno y a ver dónde estaré yo", añade entre risas. Probablemente haciendo cola para otro concierto de rock.
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