Esta es la historia de dos hombres enterrados en una misma tumba del cementerio de Huelva. Uno de ellos era un vagabundo alcohólico y el otro un oficial británico; uno murió olvidado por todos y el otro aún se recuerda... Pero la principal diferencia entre los dos, es que uno existió y el otro se lo inventaron para ganar una guerra.
El hombre que nunca existió fue William Martin, un personaje creado por el Ejército británico dentro de la operación Mincemeat. El plan de los ingleses era hacer llegar información falsa sobre sus estrategias de guerra a los alemanes. Y lo harían a través de un falso oficial que simularon que se había estrellado con su avión llevaba información de sus operaciones.
Para darle credibilidad inventaron toda una identidad. El capitán Martin, eventual habilitado como comandante de los Royal Marines, nacido en Cardiff, Gales, en 1907, y destinado en el Cuartel General de Operaciones Combinadas. Le crearon una novia ficticia de nombre Pamela y hasta le escribieron cartas de amor.
La idea era hacer creer que William Martin se había estrellado en un avión sobre el Mediterráneo cuando trasladaba información sobre los futuros planes de un ataque británico. Para que no fuera tan obvio, con sus pertenencias también incluyeron un juego de llaves, entradas de teatro y facturas, alguna sin pagar, una carta del banco y hasta un pase caducado para entrar a su cuartel.
Ya tenían la historia, tenían al personaje, ahora solo les faltaba el cuerpo. Con total discreción, localizaron el cadáver de un hombre de unos 34 años en la morgue del hospital St. Pancras de Londres. Era Glyndwr Michael, un vagabundo alcohólico que había muerto recientemente a causa de una neumonía producida por la ingesta de raticida. El Ejército se llevó su cuerpo sin pedir permiso ni hablar con la familia.
El 19 de abril de 1943, llevaron en barco el cadáver de Glyndwr a una milla al sur de Huelva. Se decantaron por España porque aunque oficialmente era neutral, simpatizaba con las potencias del Eje; y eligieron Huelva porque sabían que aquí había agentes alemanes en activo con contactos con autoridades españolas.
Mar adentro, organizaron todo el atrezo. Al cadáver lo vistieron de militar y le pusieron un chaleco salvavidas. Le ataron el maletín con los documentos y tras rezar el salmo 39, pusieron suavemente el cadáver en el agua. El cuerpo fue descubierto a las 07:30 por un pescador de Punta Umbría de origen portugués, José Antonio Rey María, en la playa de El Portil.
El pescador llevó el cuerpo del falso oficial británico hasta el puerto de la localidad onubense y dio parte a las autoridades españolas. Poco tardó en llegar la información a los agentes alemanes de la zona. Uno de ellos consiguió acceder a los documentos, los fotografió y los envió a Berlín. El engaño ya estaba hecho.
El cuerpo de Glyndwr Michael fue enterrado con honores militares como comandante Martin el 4 de mayo de 1943 en el cementerio de Huelva. Y allí seguía la leyenda bajo una falsa sepultura hasta que en 1996 el historiador Roger Morgan consiguió identificarlo como un vagabundo de Gales que había fallecido tras ingerir veneno de rata sin saber aún el motivo.
Desde entonces, en esta tumba de Huelva, junto al nombre de William Martin, el hombre que nunca existió, está escrito también el de Glyndwr Michael, el vagabundo que sin saberlo se convirtió en héroe después de muerto.
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