El Rocío vive su día grande en víspera al salto de la reja: "Las emociones te superan"

"Mucha emoción", "nervios a flor de piel" o "nostalgia". Son algunos de los sentimientos que los rocieros nos expresan en las horas previas al salto de la reja en El Rocío. La aldea almonteña en la provincia de Huelva está preparada para el gran momento.

Más de un millón de personas ha llegado estos días al lugar donde descansa la virgen de la Blanca Paloma. En abril ya contamos cómo era el cartel del anuncio de la romería que esta próxima madrugada vivirá "el culmen del camino".

Así lo ha calificado uno de los fieles que espera con expectación esas horas altas de la noche. El año pasado, hasta las 2:55 no se produjo el ansiado salto, que da comienzo a la procesión de la imagen por la aldea.

Un equipo de Informativos Telecinco se ha desplazado este fin de semana hasta allí para conocer las sensaciones que tienen en la víspera. Muchos reconocen que están "desbordados de la emoción" de verla fuera de la ermita, paseando a hombros.

"Es algo muy fuerte", nos cuenta un devoto, mientras que otro reconoce que le transmite "paz y tranquilidad". La mayoría de los rocieros admiten que esta festividad religiosa es "un sentimiento que se lleva en el corazón".

Después de jornadas caminando con las carretas, tiradas por los bueyes y caballos, desde distintos puntos de Andalucía, las hermandades se presentan ante la Virgen del Rocío. Hoy "es el día más bonito", nos admite un fiel.

"Es de una magnitud que no puedo explicarlo"

"Para sentirlo hay que vivirlo aquí", asegura una mujer antes de que otro, vestido con el tradicional traje, reconozca que "las emociones te superan". La romería es más que un evento. Es toda una aventura para reencontrarse con la Blanca Paloma.

Cada año igual: "Se viene a rezar y a disfrutar también". Para lo primero, muchos se aglomeran en la ermita de El Rocío y rezan "por la familia, por los amigos, por los enfermos, por la gente que uno quiere".

Esta celebración, que para los que la viven por primera vez es "una experiencia inolvidable", ni siquiera otros con más tradición a sus espaldas la pueden describir. "Es de una magnitud que no puedo explicarlo con palabras, todo son lágrimas", dice una devota.

Otro nos habla de lo que supone para él la vista a la aldea: "Vengo aquí y recargo las pilas ya para todo el año". No hay duda de que las miles de personas rocieras que han acudido este 2024 vivirán una madrugada llena de alegría y emoción a partes iguales. "Se lleva dentro", sentencia un almonteño.

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