Siempre hay colas en la puerta de la heladería de Bruno, un italiano que llegó a Granada para estudiar Economía hace ahora diez años. No vino solo, se trajo el Tartufo di Pizzo, la receta tradicional y protegida de un helado que ha conquistado el paladar no solo de los granadinos, sino de los miles de turistas que visitan la ciudad.
"Se trata de una bola de helado con forma esférica y por dentro está relleno de chocolate negro líquido que no se congela", cuenta Bruno. Una especie de coulant en frío cuyo origen está en Pizzo, su pueblo natal. "Lo crearon para un príncipe", exactamente para el príncipe Humberto de Saboya durante una visita a esta pequeña localidad al sur de Italia que hizo a mediados del siglo pasado.
Casi 75 años después, ese mismo helado es el secreto de la Heladería Grillo, que Bruno abrió en 2018. "No siempre hemos tenido tanto éxito", confiesa a Informativos Telecinco. Menos aún durante el año y medio de pandemia que les azotó como al resto de negocios, "pero conseguimos sobrevivir".
Ahora, el boca a boca les ha encumbrado. "El boom ha venido en los últimos dos años", explica Bruno. No hay día sin que la gente se agolpe frente a las vitrinas de este negocio ubicado en la calle Trinidad, pero es durante los fines de semana cuando se desata la auténtica locura entre los clientes.
"Nos hemos mudado cinco metros y ahora estamos más visibles", dice Bruno. Cinco metros que han llevado sus ventas a máximos históricos. "Son 34 sabores, cuatro kilos por sabor y muchos los solemos reponer entre tres y cuatro veces al día...", una cuenta rápida da el resultado, "vendemos cerca de 100 kilos de helados al día".
Detrás de todo éxito, hay un esfuerzo y detrás de todo esfuerzo hay una idea, la idea de la Heladería Grillo fue apostar por s orígenes con un helado que sabe a casa para Bruno.
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