Manuel ha sido motero toda su vida hasta que una enfermedad degenerativa empezó a bajarle poco a poco de su moto. Al final, ya ni siquiera podía subirse en ella, pero seguía amando las dos ruedas como el primer día. Así que su mujer Encarni tuvo una idea... llevarlo al circuito de Jerez de la Frontera.
De su casa en Utrera a Jerez hay tan solo 77 kilómetros que Manuel hacía sobre su moto cada que vez que había carreras. Pero esta vez no podía solo. Lleva más de tres años encamado, viendo las competiciones de motociclismo tan solo a través de la televisión hasta que su mujer se decidió a escribir a la Fundación Ambulancia del Deseo.
"Encarni lo veía imposible", dice Sandra, enfermera de la Fundación, pero lo imposible se ha hecho realidad este fin de semana. El circuito de Jerez se puso a la entera disposición de Manuel que viajó junto a su mujer en ambulancia acompañada de un médico, un técnico y el conductor de la Fundación.
Allí le recibieron el día que empezaba el Campeonato de España de Superbike. Visitó los boxes, en el paddock pudo conocer a algunos pilotos y hasta colocaron su camilla entre las motos. "Le explicaron cómo funcionaba todo", dice Sandra que no se despegó de la pareja en ningún momento.
"No quería irse", cuenta Sandra, que asegura que Manuel disfrutaba con el sonido de los motores rugiendo a su alrededor, "incluso giraba la cabeza para ver pasar las motos". Un pequeño gesto enorme a los ojos de Encarni, su mujer, que no se ha despegado de él desde que empezó la enfermedad.
Antes de la carrera, vio algunas de las rectas y curvas con las que siempre había soñado... y junto a una de esas curvas se quedó para ver el campeonato. Allí parado, mientras le hablaban de velocidades y de ángulos, Manuel estaba feliz y hacía feliz a todos los que estaban a su lado... Una sensación que ya había olvidado.
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