La despedida de Cupido y Paloma en la perrera de Almería: "Hay muchos perros que no se quieren ir"

Llegó a la perrera el día de San Valentín y por eso lo pusieron Cupido. El 14 de febrero lo rescataron en plena calle cuando caminaba por una carretera junto a otro perro. "Solo pudimos cogerle a él", dice la auxiliar de veterinaria del Zoosanitario de Almería, Paloma Barranco, que enseguida tuvo un flechazo con él.

"Vino sorprendentemente guapo", confiesa Paloma, acostumbrada a que este tipo de perros potencialmente peligrosos lleguen a ella con heridas. "A veces los echan a pelear y cuando pierden los abandonan", nos cuenta, "sin embargo, Cupido estaba bien cuando lo recogieron, incluso estaba gordito".

Sin chip ni collar que permitiera identificarlo, este american stanford de apenas un año llegó a la perrera y lo primero que hizo al instalarse fue destrozar su cama. "En 10 minutos hizo una fiesta del algodón", dice Paloma entre risas. Pero, poco a poco, se fue ganando el cariño de todos los trabajadores.

La despedida

"Mi compañera Irene y yo estábamos enamoradas de él", dice Paloma, que cada tarde veía cómo Cupido se ponía en su jaula a llorar cuando todos se iban de la perrera. "Nos ha robado el corazón en un mes", confiesa la joven a Informativos Telecinco. Por eso el día que se marchó, no fue un día cualquiera.

Nos ha robado el corazón en un mes

"Cuando se van tienes esa alegría, pero ya no los ves más y es un sentimiento agridulce", explica Paloma, que se emociona al recordarlo. Algo así debió sentir también Cupido, que entendió que ya no iba a volver a ver más a su compañera así que a la hora de salir por la puerta, no se fue sin más.

Cupido se abrazó poniéndose en pie y apoyando su cabeza sobre Paloma para despedirse

Con su nueva familia presente quiso despedirse de la que dejaba atrás, los trabajadores del Zoosanitario de Almería que le habían cuidado todo este tiempo... y entre ellos Paloma, a la que Cupido se abrazó poniéndose en pie y apoyando su cabeza sobre ella. Una despedida de apenas unos segundos que aquí nadie olvida. 

La escena ocurre a menudo en esta perrera de Almería. "Somos su familia y hay muchos perros que no se quieren marchar", dice Paloma, que ahora mira las fotos de Cupido que le envía su nueva familia. "Alguna lagrimilla se escapa", dice la joven, que un día fue para él su única familia.

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