Va a cumplir 62 años y ni uno solo de los días de su vida se imaginó que acabaría viviendo en la calle. Pero este vecino de Benalmádena que prefiere no dar su nombre se encontró de la noche a la mañana sin un techo bajo el que vivir, sin un sueldo para comer y con la edad exacta para que nadie le ofreciera trabajo.
Así fue como llegó hasta las puertas de El Vuelo de las Libélulas. En esta asociación de ayuda a los más necesitados se topó con María del Prado. "Yo lo conocía de un momento de la vida bueno", recuerda María. Entonces tenía trabajo fijo, familia y casa. "Tenía una buena situación económica".
Un día Pepe, como le ha bautizado María, se fue de Benalmádena para emprender un nuevo proyecto de vida. Lo dejó todo atrás, incluido su trabajo. Sin embargo, el proyecto fracasó y al regresar a su tierra se ha encontrado sin nada. "La vida le ha golpeado fuerte", dice María, tan fuerte que no se ha levantado.
Llevaba muy poco tiempo en la calle. Con un saco de dormir iba buscando refugio en los portales. "Me negué a que un hombre con esa edad que no quiere estar en la calle se encuentre sin nada", dice María, que empezó a movilizarse para pedir ayuda. Sin embargo, mientras encontraban una solución le pagaron tres días en un hostal para que se refugiara de las lluvias de la semana pasada.
"Cuando fui a pagar el alojamiento y vi a Pepe la primera palabra que me dijo fue vergüenza", cuenta María, "y le dije que no tenía que avergonzarse". Conmovida por lo que estaba viendo, contó su historia a través de las redes sociales de la asociación y enseguida empezó a recibir respuestas de gente interesándose por él.
Hoy era el último día de Pepe en el hostal. Sin embargo, la publicación de María lo ha cambiado todo. Los vecinos de Benalmádena se han volcado con Pepe. "La gente es brutal", cuenta María a Informativos Telecinco. Sin ni siquiera conocerle se han ofrecido para lavarle la ropa, para que se duche en sus casas y han donado dinero para seguir pagando su alojamiento.
Con ese dinero, la asociación El Vuelo de las Libélulas ha conseguido pagar un estudio vacacional durante el mes de marzo entero. "Incluso el propietario del apartamento ha rebajado el precio al conocer la historia", explica María. Lo mismo ha hecho un restaurante de la localidad, donde come de momento sin pagar con vales de la asociación.
"Ahora nos queda hablar con el Ayuntamiento para que puedan hacer algo", dice María. Mientras, marzo ya no será otro mes más para Pepe, será el mes en el que su pueblo se volcó con él para sacarlo de la calle... y ahora solo espera que abril traiga el trabajo que termine de cambiar su suerte antes de cumplir los 62 años.
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