Lady Gaga, Kim Kardashian y hasta Elon Musk reconocen haber tomado este medicamento alguna vez. Se trata de Ozempic. Son unas cápsulas inyectables que ayudan a bajar el nivel de azúcar en sangre y quitan el hambre al ralentizar el vaciamiento gástrico. Ese es el secreto de su éxito: eliminan la sensación de hambre y ayudan a seguir una dieta saludable a quien lo toma.
Sin embargo, no cualquier persona puede tomarlo. Sólo está indicado para pacientes con obesidad crónica y diabetes de tipo II -la que se adquiere-. Y ahí radica el principal problema de que influencers y otros personajes famosos sin estas enfermedades admitan que lo están tomando para conseguir su peso ideal.
En España, por ejemplo, el tratamiento exclusivo de la obesidad con Ozempic no está contemplado por el Ministerio de Sanidad, ya que requiere tener diabetes también. Sí hay una alternativa aprobada. Se trata de Saxenda y su funcionamiento es similar. Aunque no está financiado. Es decir, un médico puede prescribirlo a personas que tienen solo obesidad, pero tienen que sufragarse ellos los gastos de ese fármaco (unos 280 euros al mes).
Para comprar Ozempic, los enfermos de obesidad y diabetes solo necesitan unos 5 euros al mes, al tener financiación de Sanidad (el coste general es de 128 euros). Un precio que se incrementa en Estado Unidos, donde ronda los 1.500 dólares.
Pero parece que ese sobrecoste no impide que cualquier persona deseosa de perder unos cuantos kilos -aunque no tengan obesidad- intente comprar estos medicamentos a toda costa. Porque, a pesar de que en España no hay un número excesivo de pacientes que estén recibiendo este medicamento, hay desabastecimiento en las farmacias, lo que supone un perjuicio para los enfermos que sí que lo necesitan, que se han visto obligados a suspender el tratamiento hasta que el laboratorio haya recuperado su abastecimiento habitual.
"En las redes sociales se está frivolizando con el uso de Ozempic para adelgazar. Es la primera vez en la historia de la Medicina que disponemos de fármacos capaces de hacer perder peso a los pacientes y eso ha creado unas expectativas muy importantes. De ahí a que esto haya traspasado las fronteras del ámbito médico", explica a Telecinco.es Pablo López-Ibarra, jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario San Cecilio de Granada.
Para este especialista, que haya personas influyentes en la opinión pública, sobre todo de los más jóvenes, que esté dando este tipo de información "supone una publicidad inadecuada porque en realidad no se está diciendo la verdad. No es un fármaco que se pueda utilizar directamente para perder peso, fuera de EEUU".
"Una persona sana no debe tomarlo bajo ningún concepto. No se puede ir a una farmacia a comprarlo directamente y no hay ninguna alternativa legal. Todo se consigue a través del mercado negro", explica López-Ibarra.
Y todo ello porque, como cualquier medicamento, tiene una serie de contraindicaciones como son en pacientes con algún tipo de cáncer o que tienen en su familia algún antecedente de calcinoma medular de tiroides, pulmonar o neuroendocrino.
Este médico también advierte de los efectos adversos. Náuseas, vómitos, diarreas y dolor abdominal que, si bien pocas veces hacen que se tenga que suspender el tratamiento, son bastante molestas y hacen que haya que supervisar las dosis que se toman de este medicamento. "No tiene ningún sentido tomar un fármaco por tomarlo", recuerda.
Los especialistas lo tienen claro. No hace falta medicamentos para perder peso si no se padece obesidad. Lo fundamental: dieta equilibrada y vida activa. Es decir, una dieta mediterránea, sana, en cantidades adecuadas, y restringiendo los alimentos con mayor contenido calórico y acompañar eso de una actividad física diaria reglada, adaptada a las características de cada paciente.
"Lo que no se puede hacer es decir, como tengo 40 años y mi trabajo es sedentario, cuando llego a casa me siento en el sillón y me abro la bolsa de patatas fritas", recuerda López-Ibarra, quien subraya la importancia de no guiarse por modas importadas por otros países o por personas que tienen algún poder en la opinión pública.
"Eso es perjudicial. Si una persona tiene un problema de salud tiene que seguir las indicaciones que el médico le recomiende", indica.
Por eso, las recomendaciones de este médico endocrino para bajar de peso pasa por comer de todo, pero restringir la cantidad de los alimentos que nos aportan más calorías. "Si tenemos un exceso de peso, no podemos comernos una paella, sino que habrá que reducir la cantidad de arroz a 30 ó 40 gramos. Y lo mismo pasa con la pasta o las patatas".
Por otro lado, las dietas deben de ser sostenibles en el tiempo. Tienen que adaptarse a los gustos de los pacientes para que se sienta cómodo haciendo esa alimentación. "La dieta no puede ser un castigo".
Y, por último, hay que hacer ejercicio físico. Caminar al menos 1 hora diaria con un calzado cómodo y en llano. "Hay que coger el hábito", concluye López-Ibarra.
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