Buscando a Romeo, el perro anciano que se perdió huyendo de los petardos: "Estará pasando frío"
Romeo salió huyendo del parque en el que paseaba con su dueña tras entrar en pánico al oír unos petardos
Se trata de un chihuahua de 11 años, con cataratas y que puede estar desorientado por las calles de Sevilla
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Desde hace tres días Rosa no deja de llorar y apenas se concentra. En su cabeza solo hay una imagen, la de su perro Romeo solo y perdido por las calles de Sevilla. "Pienso si estará pasando frío o si tendrá hambre", dice impotente mientras lo busca sin descanso desde que salió huyendo de un parque al escuchar unos petardos.
Eran las ocho de la tarde y Rosa paseaba con Romeo por el parque Miraflores de Sevilla. "Romeo estaba en la zona de perros del parque mientras yo hablaba con una amiga", dice Rosa. Apenas le retiró la mirada unos minutos, pero en ese momento había unos niños cerca que empezaron a tirar petardos.
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En ese momento Romeo entró en pánico y varias personas lo vieron huir. "Una me dijo que pasó delante suya como un rayo", explica Rosa. Otra persona lo vio salir del parque hacia una rotonda a toda velocidad. Es la última pista que tiene Rosa, que estuvo buscando esa misma noche a su perro hasta las cuatro de la mañana.
Desde que sale del trabajo hasta que se acuesta, Rosa se dedica a buscar a Romeo. "Es un obsesión", cuenta a Informativos Telecinco. La joven ha colocado ya casi 300 carteles con su foto por todo el barrio, que se ha implicado también en su búsqueda. "Incluso hay carteles por ahí que ha colgado gente que yo no conozco", dice Rosa.
Romeo es un chihuahua cruzado de 11 años. "Tiene un protuberancia en el lado derecho de cuello muy característica", dice Rosa. "le hizo reacción el chip y le salió como un pequeño quiste de grasa". En el momento de desaparecer llevaba una correa antiparasitaria color beige claro y un arnés color con un botón en forma de hueso que se ilumina al pulsarlo.
"Debe estar desorientado porque ya no ve bien, tiene cataratas", explica Rosa, que ha criado a Romeo desde que era un cachorro. "Me lo regaló al nacer mi excuñada ". Desde entonces, se ha convertido en su compañero de vida. "Siempre ha estado conmigo, en todo momento", cuenta entre lágrimas, "para mi es como mi hijo".
En su casa aún le quedan 30 carteles que piensa poner en las pocas calles de su barrio que todavía no ha empapelado con la foto de Romeo. "No dejo de pensar que esté pasando frío y yo no puedo evitarlo", dice una y otra vez, "solo espero que alguien lo haya encontrado y lo esté cuidando"... Hoy cuando salga del trabajo, Rosa volverá a buscarlo.
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