"Queridos Reyes Magos, quiero que mi papi esté con Dios". Es el deseo de una niña de apenas 10 años que vive en Benalmádena, en Málaga, y que acaba de perder a su padre. La petición llegaba directamente a María del Prado, de la Asociación el Vuelo de las Libélulas, que estos días recogen cartas de niños de la localidad malagueña para intentar cumplir sus deseos.
"Son familias necesitadas a las que ayudamos", dice María, que se encuentra a diario con cartas como esta, donde no todos los deseos de los niños son juguetes. "Hace unos días un niño pedía en su carta poder abrazar a su familia", cuenta a Informativos Telecinco. El pequeño de 12 años acababa de llegar a España y echaba de menos a sus abuelos.
En total, la asociación de María ha recogido casi un centenar de cartas por todo el pueblo y en cada una, entre muñecas y bicicletas, se cuelan relatos difíciles de leer. "Son historias de mucha dureza", dice María, que no termina de acostumbrarse a esta mezcla de dolor e inocencia que llenan cada año las cartas de Reyes Magos que llegan a la asociación.
"Hace poco una niña de nueve años nos pedía que despertara su abuela", cuenta María. Al principio no lo entendió, pero luego supo que su abuela estaba en coma. "Me quedé sin palabras", nos cuenta. Igual que al leer el deseo de otro niño que pedía a Sus Majestades que hicieran magia para que su padre y su madre volvieran a estar juntos.
Deseos inocentes en cartas humildes, donde los niños no solo piensan en ellos. Muchos escriben a los Reyes Magos pidiendo un hogar, un trabajo para sus padres, o un coche para toda la familia. "Traerse a familiares que están fuera es otro deseo que escriben muchos niños", dice María, ya que muchos de ellos son inmigrantes.
"Queridos Reyes Magos, por favor para mamá ropa, que está fea la suya", escribía en su carta una pequeña de ocho años, que también pedía sonajeros para su hermano. Como él muchos escriben pidiendo todo tipo de prensas que sus padres no les pueden comprar, como zapatos o jerséys. "También es muy común que pidan material escolar", dice María.
Y aunque no son demasiados, también hay juguetes en las cartas de los niños más necesitados. La pequeña que pedía ropa para su madre también quiere un Nenuco para ella y un oso de peluche con luces para su hermano; y el niño que quería que sus padres volvieran también pide un regalo, "el que vosotros queráis", le dice a los Reyes Magos.
Todas estas cartas llegan a la asociación El Vuelo de las Libélulas cada Navidad y ahí se encargan de buscar padrinos para que hagan realidad todos esos deseos. "La Navidad debe ser Navidad para todos", dicen desde la asociación, "especialmente para ellos". Y por eso cada año abren un buzón a la esperanza de los más pequeños.