Un asador de Huelva dará de comer en Nochebuena a quien lo necesite: "No pasa nada por perder un poco de dinero"

Cuenta la leyenda que los martes en Mazagón nadie pasa hambre. La leyenda se llama Pepe Reina que mientras tuvo abierta su taberna, una vez a la semana daba de comer gratis a quien lo necesitaba. Nada de sobras, comían a la carta y todos esperaban a que llegara ese día de la semana en el que pasaban de no tener nada a comer en un restaurante.

"Veía por ahí a muchos africanos que no tenían nada", dice Pepe, y él se lo daba. De ahí surgió la idea de servir comidas gratis también el día de Nochebuena. "No solo a africanos, sino a todo el que lo necesitara". Y así lo ha estado haciendo durante nueve años, incluso después de que se jubilara. 

El hostelero cerró la taberna hace años, pero antes le cedió un local a su hija y a su yerno para que montaran un asador... y ahí es donde ha continuado su tradición. "Es algo altruista", dice Pepe, "solo lo hacemos por la satisfacción propia y esa sonrisa que se te queda siete u ocho días después".

Sin apenas ayuda, siempre hay alguien que le acaba echando una mano. Como un frutero del pueblo que le traerá la fruta para el postre o un panadero de Los Corrales que este año le va a ceder todo el pan. "Cada vez todo vale más, por ejemplo los pollos han pasado de costar dos euros y medio a cinco", dice Pepe, "pero no pasa nada por perder un poco de dinero".

En el asador ya no tienen sitio para comer, así que el menú se prepara para llevar. "El día de antes empezamos a preparar una enorme olla profesional de caldo con bastantes ingredientes", explica Pepe. Luego le llenan un táper en función del número de personas que vayan a comer. "Nos dejamos engañar fácilmente", dice el hostelero, "no nos importa si dicen que son cuatro y es para uno".

Luego, el mismo día de Nochebuena, desde la madrugada empiezan a preparar decenas pollos para repartir. "Es uno por persona y con ellos pueden almorzar y cenar porque da para dos comidas". Para completar el menú, fruta de postre y además una bebida "que nunca es alcohol", apunta el hostelero onubense.

Hasta este asador vienen cada año decenas de personas, no solo de Mazagón. "Viene gente de los pueblos de alrededor porque la necesidad existe", comenta Pepe. El año pasado repartieron hasta 160 pollos. Hace dos años superaron los doscientos. Esta vez no lo saben, pero sean cien o sea solo uno, Pepe volverá a sentirse bien porque no conoce otra navidad que no sea la de ayudar.