Se llama Francisco, pero firma sus fotos con el nombre de su perro Eco. "Él me ha puesto el nombre a mi", bromea este fotógrafo de 38 años al que un día un cliente que no apareció le cambió la vida. "Tenía el set montando así que decidí hacerle fotos a Eco", y de repente aquello le abrió los ojos: quería ser fotógrafo de perros.
Así quedaron atrás las bodas, dejó de hacer fotos en los bautizos y borró de su agenda las comuniones. Solo quería perros delante de su cámara y como mucho a sus dueños... pero había un problema. "Era muy difícil que la gente supiera que a los perros también se les podía hacer fotos", explica Francisco.
Cuando empezó apenas había fotógrafos de perros en España. "Yo solo conocía a un par: Emilio de Madrid y Santos en Barcelona", dice Francisco que asegura que poca gente le tomaban en serio. "Mis amigos me decían que estaba loco". Sin clientes y sin estudio, se le ocurrió crear Dogtour, un proyecto para viajar por España haciendo fotos a perros para poder darse a conocer.
La idea funcionó. En cada viaje fotografía entre 50 y 60 perros. El año que viene ya tiene programado nuevos viajes, pero de momento no se mueve de Sevilla donde ya cuenta con un estudio en San José de la Rinconada. "Aquí hago entre tres o cuatro sesiones de fotos a la semana", dice Francisco, que no le falta trabajo.
Cada sesión oscila entre los 90 y los 200 euros, aunque el precio puede variar según lo que pida el cliente. "Tengo mucha suerte porque la gente que viene al estudio es gente que ama a su perro y eso se nota", explica el fotógrafo, que reconoce que su trabajo no es fácil. "A un perro no puedes decirle que suba la barbilla o mueve la cabeza".
El truco está en conocer bien a cada perro. Para ello antes de empezar una sesión, Francisco tiene su propio ritual. Primero manda un cuestionario a casa donde pregunta por datos del animal: nombre, peso, raza, carácter, miedos... Luego en el estudio hace una entrevista al dueño del perro. La idea es intentar retratar la personalidad de cada animal.
"Cuando estamos en la sesión ya es lo que diga el perro", explica el fotógrafo, "el perro manda". Aún así, Francisco tiene sus trucos para no dejarlo todo a la improvisación. "Hago juegos y uso refuerzos positivos porque tiene que ser una experiencia positiva para el perro", cuenta a informativos Telecinco, "aquí están prohibidos los gritos y reñir".
A veces hay perros que han estado tan a gusto que luego no quieren marcharse, aunque hay anécdotas para todos los gustos. Desde el que se meó en su cámara hasta el único que le mordió. "Por lo general suelo caerle bien a los animales"; dice Francisco, "pero aquello fue cuando estaba empezando al principio".
Además de perros, otros animales han posado delante de su objetivo. Hace poco lo hizo una serpiente y un camaleón. También ha fotografiado conejos y por supuesto gatos, aunque estos los hace a domicilio. "Para un gato es muy invasivo sacarlo de su espacio y traerlo a un estudio que además huele a perro". Ahora además va a empezar a fotografiar caballos.
Enamorado de su trabajo, Francisco lleva ya más de 2.000 sesiones y en 2024 hará un nuevo Dogtour, donde esta vez viajará a Asturias, Madrid y Alicante. Pero hay algo que no cambia, cada nueva foto que hace sigue firmándola con el nombre de su perro Eco, porque sin él no hubiera ocurrido nada de esto.
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