"Estoy jubilado, me gusta leer", explica Antonio Vélez en un anuncio donde se ofrece para recoger "libros que no quieras o no necesites". De esta forma se presenta este granadino de 60 años que vive en La Peza (Granada), un pequeño pueblo de unos mil habitantes, "donde no hay muchos sitios donde comprar libros".
Sí que hay una pequeña biblioteca en un centro de mayores, pero Antonio quiere los libros como tesoros, no como alquileres. Una vez que los lee, los guarda en una habitación sin estanterías, apilados unos sobre otros. "Lo leo todo", dice Antonio, y así tiene acumuladas ya 150 novelas en su pequeña sala de lectura.
Albañil retirado y agricultor a medio retirar... "aún tengo algún olivo que recojo", dice Antonio. El resto del tiempo lo pasa entre sus libros. Viudo y con los hijos grandes y lejos de casa, ha encontrado en la lectura una vieja compañera. "Desde pequeño me gustó leer", dice Antonio, "y no había navidad que no me regalaran un libro".
Aunque tiene de todo, sus novelas favoritas son las policiacas. "Me gusta eso de ver si ha sido uno u otro", nos cuenta y confiesa que siente predilección por los casos del comisario Maigret, del escritor Georges Simenon. También tiene claro lo que no le gusta. "Hay libros que les han dado premios y luego son un coñazo", dice sin dar nombres, "libros que te calienten la cabeza con lo que va a venir y luego te cambian todo".
De momento su anuncio de "recojo los libros que no necesites para leer " no ha tenido demasiado éxito. Apenas unas llamadas. Hace poco una mujer le entregó una enciclopedia sobre pueblos de España. "De ese puedo leer poco", confiesa Antonio, "más bien miro las fotografías". Él último libro que ha leído también lo ha recogido. "Fueron las 'Novelas Ejemplares' de Miguel de Cervantes y me han gustado".
Pero también ha perdido libros por el camino y alguno no lo perdona. Hace tiempo que echa de menos la novela 'Siddhartha' de su autor favorito, Herman Hesse, el escritor, poeta, novelista y pintor alemán, nacionalizado suizo en 1924 y ganador del Premio Nobel de Literatura en 1946. "Debí perder el libro en alguna mudanza", se lamenta.
Antonio sabe que volver a tenerlo está a un solo botón. "Tengo ordenador", explica, "pero no me gusta nada". Prefiere las hojas de papel que las luces de la pantalla. "Eso no puede ser bueno para la vista", dice, "además si se va la luz ya no puedes leer nada, en cambio con el papel enciendes una vela y sigues leyendo".
Le sobran los argumentos, pero le siguen faltando los libros. Así que va a volver a leer 'El lobo estepario', también de Herman Hesse, mientras espera a que alguien llame a su teléfono para decirle que tiene más libros para recoger.
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